Tendremos que verle más, testarle en noches más exigentes, tener la paciencia que se necesita con un tipo que volvió a jugar once meses después. Todo eso tendremos que tenerlo en cuenta para una valoración justa pero Ansu Fati es la gran noticia de este fin de semana. Ha vuelto, y lo ha hecho a lo grande.
Porque los diez minutos que le dio Ronald Koeman en una tarde plácida ante el Levante es lo mejor que se ha visto este año. Es la alegría que necesitaba este club, tan propenso estas semanas a la debacle, a la desesperación, a las malas noticias. Su eslalon para el tercer gol fue magistral, su disparo, su fuerza, demostrar en un periodo de tiempo muy corto que él es el elegido para remontar esta situación.
Con la cautela que hay que tener, Ansu Fati es una bendición. Hemos visto a muchos jugadores caer de nuevo en una lesión, que se te haga pesada una recuperación, que te estanques y vuelvas no siendo el mismo. Por eso hay que ver la vuelta de Ansu como la buena noticia que es pero sin abandonar la certeza de que en días más complicados al chaval se le puede hacer cuesta arriba cualquier partido si la rodilla no le responde.
Pareció hacerlo de maravilla ayer en el plan perfecto trazado por Koeman. Quizá, la mejor tarde de los últimos años, desde luego, la mejor de largo del curso complicado en el que nos encontramos. Pensó el técnico holandés en darle un cuarto de hora aproximadamente y sacarle mucho mejor si el resultado acompañaba. Así salió todo a pedir de boca. Como si, de una vez por todas, los fantasmas desaparecieran. Con un 2-0, y un día que pudo acabar en goleada seria, salió Fati al terreno de juego y sacó la chistera.
Necesita poco este Barcelona para darse una alegría. Necesita, por ejemplo, que Koeman sacara una alineación fresca con detalles para el análisis. El doble pivote que formaron Nico y Busquets. La media punta clara que formó Gavi detrás de Luuk De Jong, la movilidad de Memphis y Coutinho, la aparición estelar de Dest en el lateral izquierdo firmando su mejor partido de azulgrana. Bastó con eso y con quince minutos, los primeros del partido, para sentenciar el choque con un fútbol muy vertical.
Aprovecha el Barcelona una semana buena propia y mala de los rivales directos. Real Madrid y Atlético se atascaron en partidos que firmaba el propio Barcelona hace unos días. Será que la Liga da para todos, hay cabida para grandes cosas (Sevilla y Real Sociedad apuntan alto) y hay lugar para que los culés vivan una tarde contentos con el juego de su equipo, que no es poco, en este año que ha empezado torcido.
Si se remonta el vuelo lo dirán probablemente partidos exigidos como los de esta semana. Lisboa este miércoles, el Metropolitano el sábado en una noche que se presenta como la primera importante para el futuro de la Liga. Un partido que marcará sensaciones porque si pierden los rojiblancos encadenarán la segunda derrota (hace mucho que eso no pasa) en Liga. Y si pierden los culés será la certeza de que la irregularidad no va a valer en esta campeonato tan duro.
De momento se queda el Barcelona con su nuevo diez. Con su bendición. Que le dure mucho porque Ansu Fati es un jugador especial. No hay más que ver el recibimiento de ayer por diez minutos. La gente se tiró a él como quien se tira por una botella de agua tras un esfuerzo sobrehumano. Es Ansu y marcará las diferencias si esa rodilla le responde. Por el bien del futbol que sea así.