En Santiago de Compostela, el presidente Sánchez se ha hecho alemán. Será la cercanía del Apóstol la que obró el milagro. El caso es que, en la clausura del congreso de los socialistas gallegos, habló del cambio de Gobierno que se estaba produciendo en Alemania, a la que situó "a unos cuantos kilómetros de aquí". Visto por Sánchez desde Compostela, Berlín es como si estuviera en Padrón. Será el jet lag del Falcon en el que viajó a la capital gallega.
Habló, por tanto, Sánchez de la llegada del socialdemócrata Olaf Scholz a la cancillería alemana como un cambio político "de enorme envergadura y enorme trascendencia para Europa" y, tras citar de pasada a los Verdes, se detuvo un instante en el otro socio de Scholz, que es el FDP. Y se detuvo para hacer un comentario que pretendía ser sarcástico: los liberales alemanes, dijo, son "auténticos liberales, no como los de aquí, que miran siempre a la derecha". Menudo pullazo, debió de pensar. Acto seguido tuvo que preguntarse por qué no aplaudían la gracia los socialistas gallegos.
Bien, pues vamos allá con los liberales alemanes, a los que Sánchez ha expedido certificado de autenticidad, denominación de origen y un sello que pone bien grande: "Estos sí son liberales". Quizá los documentos que dan fe de la autenticidad liberal de un partido liberal hay que pedirlos ahora en la ventanilla de un partido socialista como el PSOE. Claro que la pregunta interesante es por qué pueden pactar los liberales alemanes unas veces con la derecha de la CDU y otras con la socialdemocracia del SPD. Y esto nos llevaría a responder, tentativamente, que puede pactar con los dos porque no son tan distintos. Algunos dirán que es porque el SPD resulta ser la socialdemocracia más derechista del continente. Aunque también se puede decir que la clave está en que es auténtica socialdemocracia y no izquierdismo sectario.
El señor Lindner, jefe de los liberales alemanes, lo dejó muy claro cuando pidió a los delegados del partido el voto a favor del acuerdo de coalición que había negociado. El acuerdo, dijo Lindner, "representa una política de centro, que no llevará a nuestro país hacia la izquierda". Dijo más: "Los liberaldemócratas no están por un giro a la izquierda en Alemania, porque ya tenemos demasiada política de izquierdas en nuestro país". Resumido: los liberales alemanes no quieren saber nada de giros a la izquierda. Y están en la coalición con Scholz y los Verdes porque el programa de gobierno no es un programa de izquierdas. Como no es un programa de izquierdas, los liberales pueden estar. Si fuera una cosa de izquierdas al estilo de lo del PSOE y Podemos, no estarían. Simplemente.
Al final, Sánchez no se hizo alemán. Dijo que todo lo que habían acordado los partidos alemanes lo llevaba haciendo él desde hace tres años en España. O sea, que Scholz y compañía no han hecho más que copiarle. Vaya, que no tienen ningún mérito. Que sólo siguen su ejemplo. Estas ínfulas de Sánchez debieron de ser por la cercanía del Pórtico de la Gloria.