La ministra Calviño acaba de advertirnos de que no volverá a hacerse una foto en la que sólo haya hombres. Salvo ella, es decir. Tampoco irá a debates en los que no haya otra. Pues muy bien. Que haga lo que quiera, pero en su faceta privada. En su vida personal puede decidir que no va a ir nunca a comidas donde únicamente haya hombres que hablan de fútbol y fuman puros, qué se yo. Igual puede tomar la resolución –yo la he tomado– de no ir a reuniones en las que se excluye a los hombres. Hay mujeres que prefieren la compañía de los hombres a la de las mujeres y hay mujeres que, por usar el barbarismo que aprobaría Calviño, cuando se sienten más empoderadas es cuando son la única mujer del grupo. Si esa sensación no la tiene Calviño o se la quiere perder, es su problema. Pero como representante de los ciudadanos españoles tendrá que ir adonde la llame el deber, haya otras mujeres o no.
¿O no va a ir al Ecofin la ministra de Economía si resulta que en una sesión faltan las tres o cuatro mujeres que suelen asistir y se encuentra, ¡horror!, sola entre veintitantos hombres completamente trajeados y encorbatados? Pues claro que irá. Y si no fuera, alegando que no hay otra mujer en la reunión para hacer de carabina, que deje de ser ministra del Reino de España y se dedique abnegadamente a las labores de la sororidad. A lo largo de su carrera en la estructura comunitaria, seguro que ha tenido infinidad de reuniones sólo con hombres. Será que desde que se fue Calvo, que era la que oficiaba de feminista del PSOE en el Gobierno, quieren que su lugar lo ocupe Calviño para competir con la femipodemia.
"No podemos seguir considerando normal que no esté presente el cincuenta por ciento de nuestra población", dijo la ministra como si diera un argumento de peso. Es realmente complicado, por no decir imposible, congregar en el salón donde se celebra un debate al cincuenta por ciento de la población, de modo que lo que quiere decir Calviño es que esa mitad tiene que estar representada. Pero ¿es que las mujeres sólo pueden estar representadas por mujeres? Piénsese. Porque si los hombres no representan ni pueden representar a las mujeres, habrá que armar otro sistema electoral, sin ir más lejos. Un sistema en el que las chicas sólo voten a chicas y los chicos sólo voten a chicos. Extraño sistema, en el que la representación no surgiría de la condición de ciudadano, sino de ser mujer u hombre. Las listas cremallera ya las hay, pero habría que ir al censo cremallera.
No sé qué dijo la ministra de riesgos de involución. Pero la mayor involución que se está dando aquí es la que preconizan las sororas. Que no quieren a las mujeres independientes, y de su padre y de su madre, sino tuteladas como víctimas y uniformizadas como clones. Qué pesadez.