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Biden, vacuna y antiamericanos

El gran paso hacia la vacuna se ha dado en los Estados Unidos sin dinero público y al margen de la política. Un ejemplo para el mundo.

El gran paso hacia la vacuna se ha dado en los Estados Unidos sin dinero público y al margen de la política. Un ejemplo para el mundo.
LD

Periódicamente nuestros antiamericanos se sienten muy americanos. Ya les pasó, y de qué manera, cuando la primera victoria de Obama contra las fuerzas del Mal. Más adelante, no les parecería tan bueno. Ahora toca fase de euforia con Biden. Hay júbilo y alivio en expresiones ridículamente estruendosas, tal como si las elecciones hubieran sido aquí, los demócratas fueran ellos y el candidato ganador resultara ser un auténtico antiamericano de pro.

Los vuelcos que provocan las elecciones en el Imperio en nuestra izquierda antiamericana son de vértigo. La ministra de Igualdad del Gobierno Sánchez, ya como proamericana de toda la vida, dice que “los estadounidenses dan un ejemplo al mundo venciendo a Trump”. Al mundo, ni más ni menos. El detalle que fastidia un poco lo de Montero es que los estadounidenses también dieron la victoria a Trump hace cuatro años. Y en estas elecciones le han votado más. Un rasgo persistente del antiamericanismo es que siempre está en vilo a la espera de lo que ocurra o deje de ocurrir en EEUU.

Hay que estar atentos por si alguno de nuestros antiamericanos de oficio vuelve a ver una conjunción planetaria, esta vez entre la elección de Biden y la vacuna de Pfizer. De momento hemos de contentarnos con la agudeza del secretario de Podemos, Echenique, que celebra la noticia de la vacuna proclamando que del virus nos habrán salvado “la sanidad pública y universal y la ciencia, mientras la (ultra)derecha pedía privilegios fiscales, recortes y libertad para contagiar”.

En esa (ultra)derecha de Echenique estará Donald Trump. Y ciertamente Trump decidió priorizar el desarrollo de vacunas en vez del confinamiento. Con esa finalidad, desde marzo, el Gobierno norteamericano ha dado millones de dólares a tres empresas farmacéuticas con vacunas en proyecto. Aunque no a Pfizer. Con el Gobierno, Pfizer se limitó a suscribir un contrato de distribución.

Nuestros antiamericanos creen que el capitalismo y las empresas privadas son muy malos y que lo público es lo único bueno, pero en la gran potencia capitalista liberal del mundo no van de ese palo. Pfizer no quiso fondos públicos porque, como explicó su CEO, Albert Bourla, quería “liberar a nuestros científicos de la burocracia”. Prefirió darles “un cheque en blanco para que sólo tuvieran que preocuparse de los retos científicos”. De paso, “quería mantener a Pfizer fuera de la política”.

El primer avance importante para la obtención de una vacuna contra la covid-19 lo ha conseguido una gran empresa privada norteamericana, asociada con una mediana empresa privada alemana que cotiza en bolsa. Capitalismo en estado puro, o poco menos. El gran paso hacia la vacuna se ha dado en los Estados Unidos sin dinero público y al margen de la política. Un ejemplo para el mundo.

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