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Cayetano González

Sánchez en el zulo de Ortega Lara

Los españoles tienen la obligación moral de frenar a este presidente irresponsable.

Los españoles tienen la obligación moral de frenar a este presidente irresponsable.
EFE

Es muy difícil saber cómo es una persona, qué pasa por su cabeza, cuando es capaz de pactar por la mañana con los herederos políticos de ETA, al mediodía acercar a cárceles del País Vasco a presos de la banda terrorista y por la tarde visitar en Vitoria la reproducción del zulo donde ETA mantuvo secuestrado durante 532 días con sus 532 noches al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara. Si la persona que es capaz de simultanear esas tres cosas es el presidente del Gobierno de España, entonces los españoles en general y las víctimas del terrorismo en particular tenemos un problema muy grave.

Pedro Sánchez protagonizó el pasado martes en el acto de inauguración del memorial de víctimas del terrorismo que se ha instalado en Vitoria una de las imágenes más repulsivas de su mandato. Sánchez tenía veinticuatro años cuando ETA secuestró a Ortega Lara; estaba haciendo el servicio militar y todavía no había empezado su carrera política, aunque ya estaba afiliado al PSOE –desde 1993–. Veinticuatro años después de aquel secuestro y posterior liberación del funcionario de prisiones, Sánchez está en la Moncloa gracias –entre otros apoyos– a los herederos políticos de aquellos que torturaron durante año y medio a Ortega Lara en el zulo que visitó la pasada semana.

Este domingo, en un magnífico reportaje publicado en El Mundo por Ángeles Escrivá, decía Ortega Lara que le había molestado ver a Sánchez en la reproducción del zulo en el que estuvo secuestrado. ¡Cómo no le va a molestar! A él y a tantos españoles que vivieron con angustia y preocupación aquel interminable secuestro, y que también vivieron con una enorme alegría su liberación, en la madrugada del 1 de julio de 1997, gracias a una larga investigación de la Guardia Civil.

Pero Ortega Lara decía algo más en ese reportaje: "Si este hombre [se refiere a Pedro Sánchez] supiera de verdad lo que hay encerrado ahí, no frivolizaría". Y ese es el fondo de la cuestión. El presidente del Gobierno cometió algo más que una frivolidad al atreverse a visitar el zulo de Ortega Lara, mientras mantiene sus pactos con Bildu en el Congreso de los Diputados y Navarra y cada viernes no deja de acercar a cárceles ubicadas en el País Vasco a presos etarras condenados por delitos de terrorismo. Unos presos que más temprano que tarde quedarán en libertad, sobre todo después de que la competencia de prisiones haya sido transferida por el Gobierno de Sánchez al Gobierno vasco de Urkullu, que tiene como socio y tonto útil al PSE de Idoia Mendia, sí, esa señora que hace tres años se hizo la foto brindando con champagne en una cena prenavideña con Arnaldo Otegi.

Los ciudadanos de bien –que son la inmensa mayoría– no pueden ni deben olvidar estas afrentas de Sánchez y su Gobierno, no sólo a las víctimas del terrorismo, sino a todos los españoles que también sufrieron y se movilizaron durante años contra el terrorismo de ETA. Una movilización que tuvo su punto de inflexión, precisamente, diez días después de la liberación de Ortega Lara, cuando ETA ejecutó su venganza por este hecho con el asesinato a cámara lenta del joven concejal del PP de la localidad vizcaína de Ermua Miguel Ángel Blanco.

Sánchez puede seguir cometiendo todas las tropelías que le vengan en gana para mantenerse en el poder. Hoy visita el zulo de Ortega Lara, mañana indulta a los políticos catalanes presos por intentar dar un golpe de Estado, y puede seguir buscando el apoyo de los independentistas. Todo eso lo va a seguir haciendo, poniendo en riesgo las bases de la convivencia y el régimen constitucional.

Los españoles tienen la obligación moral de frenar a este presidente irresponsable. Ya lo hicieron en Madrid el pasado 4 de mayo, dándole un sonoro bofetón político y electoral, al que sin duda van a seguir unos cuantos más. De momento, el próximo domingo Sánchez tiene que escuchar desde la Plaza de Colón un alto y claro "¡basta ya!". Por cierto, en esa concentración estará Ortega Lara. Un motivo más para acudir.

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