No sé si a los Zapatero, Rubalcaba, Rajoy y Fernández Díaz de turno que sostienen que ETA ha sido derrotada por el Estado de Derecho les habrá hecho reflexionar sobre la verdad y solidez de esa aseveración el premio que la Diputación Foral de Guipuzcoa, gobernada por EH-Bildu, otorgó la semana pasada a Egin, el periódico que fue portavoz y correa de transmisión de ETA prácticamente desde su nacimiento, el 29 de setiembre de 1977, hasta su cierre, por orden del juez Garzón, el 15 de julio de 1998, por ser "un instrumento del entramado delictivo de ETA-KAS".
El diputado general de Guipúzcoa, Martín Garitano, que antes de ocupar ese cargo institucional fue empleado de Egin -y de Gara-, donde llegó a ser redactor jefe, resaltó en el acto de la entrega de la preceptiva placa de oro que los trabajadores de ese periódico son "parte de nuestra Historia, ya que su mérito es haber luchado por la libertad con un esfuerzo que superó todos los obstáculos, los boicots, la incomprensión y el cierre". Este es un claro ejemplo de que el relato de lo sucedido en el País Vasco durante los últimos cincuenta años lo están escribiendo los verdugos y no las víctimas.
Porque no hace falta se un perfecto conocedor de la realidad vasca para saber el importante papel que desempeñó Egin durante muchos años como brazo informativo y algo más de ETA. Por si alguien no lo tiene claro, valga como botón de muestra lo que dice textualmente la sentencia de la Audiencia Nacional del 19 de diciembre de 2007 sobre la estructura financiera de ETA, y que tiene su base en el famoso sumario 18/98, que había iniciado casi diez años antes el juez Garzón:
Aprovechando que todos los miembros del Consejo de Administración de Orain S. A., editora de Egin, eran miembros de KAS, ETA llegó a apoderarse del periódico y de su grupo editorial, hasta el punto de convertirlo en un cuarto frente, el mediático o informativo, complemento idóneo de los demás frentes, y todos subordinados a las decisiones del comité ejecutivo de ETA.
Esa subordinación llegó hasta el extremo -como demuestra el fundamento 49 de la citada sentencia- de que el director y la subdirectora de Egin fueron nombrados directamente por ETA, tras una reunión que los días 21, 22 y 23 de febrero de 1992 mantuvieron en un hotel de Bidart Xabier María Salutregui y Teresa Toda con el responsable en aquel entonces del aparato político de ETA, José Luis Álvarez Santacristina (Txelis), reunión a la que también asistió el consejero delegado de Orain, Ramón Uranga. A los cuarenta días de esa reunión, Salutregui y Toda fueron nombrados director y subdirectora. Como se ve, una forma de actuar normal y natural en una empresa informativa…
Egin se encargaba de mantener bien engrasada la maquinaria de relación ideológica, propagandística y sentimental entre ETA y sus militantes con los votantes y simpatizantes de las diferentes siglas políticas que a lo largo de su historia ha tenido la banda terrorista. En algunos casos, la labor de Egin también estuvo destinada a señalar y marcar a ETA los potenciales objetivos, proporcionando información al respecto, como llegó a reconocer la propia banda terrorista en documentos internos incautados y que fueron incorporados al sumario 18/98.
Personalmente, nunca se me olvidará el titular de portada de Egin del 2 de julio de 1997, al día siguiente de la liberación, por parte de la Guardia Civil, del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, que estuvo 532 días secuestrado por ETA en un agujero de una nave industrial situada a las afueras de Mondragón. "Ortega Lara vuelve a la cárcel", fue la forma vil y miserable con la que el periódico de ETA decidió informar de la liberación.
Por eso, el hecho de que, transcurridos quince años desde que la Justicia decidiera cerrar Egin, una institución como la Diputación Foral de Guipúzcoa, gobernada por Bildu, haya decidido premiar al periódico que era el portavoz de ETA sólo pone de manifiesto lo crecido que está y se siente ese sórdido mundo que siempre ha estado al lado, cuando no ha formado parte, de la banda terrorista.
Lo de menos es que un extrabajador de Egin que ahora es diputado general de Guipúzcoa por Bildu premie a su antigua empresa. Lo de más es que esto pueda suceder sin que el Gobierno aplique los instrumentos que tiene en su mano para evitar algo que para el común de los mortales es lisa y llanamente apología del terrorismo, una afrenta a las víctimas del terrorismo y un falseamiento de la verdad histórica que debe acompañar al final que tantos proclaman de ETA. Y, ¡por favor!, que desde el PP y el PSOE no sigan con el mantra de que la banda terrorista ha sido derrotada. ¿A quién pretenden engañar?