Acaba de ser presentada en sociedad, y además en Bilbao, una nueva asociación cívica, que ha sido bautizada con el nombre de quien fuera historiador y cronista real de Felipe II Esteban de Garibay, un vasco nacido en la localidad guipuzcoana de Mondragón en el año 1533. El objetivo principal de esta asociación, según han explicado sus promotores, es fortalecer los vínculos de los vascos y los navarros con el resto de España y contrarrestar de esa forma el efecto en sentido contrario que lleva a cabo desde hace años el nacionalismo vasco en ambas comunidades.
Un simple repaso a las personas que han puesto en marcha esta entidad es una garantía de la voluntad firme y decidida que les une para defender los valores constitucionales y la pertenencia del País Vasco y de Navarra al proyecto común de España. Su presidente es Carlos Urquijo, infatigable batallador contra ETA y su mundo desde las diversas responsabilidades institucionales que ha tenido: concejal del PP en su pueblo natal de Llodio, parlamentario vasco durante varias legislaturas y delegado del Gobierno en el País Vasco hasta que la Soraya Sáenz de Santamaría decidió destituirle y poner a otra persona más dúctil a sus intereses.
En la junta directiva están personas de probada trayectoria en la lucha por las libertades y en el combate contra el nacionalismo obligatorio, como el filósofo Fernando Savater, el cineasta Iñaki Arteta, el empresario Ricardo Benedí o Conchita Martín, víctima del terrorismo desde que ETA asesinó a su marido, el teniente coronel Pedro Antonio Blanco, en enero de 2000. También figura en ella el presidente de la Fundación Villacisneros, Íñigo Gómez de Pineda, y la secretaria general de las Nuevas Generaciones del PP vasco, Beatriz Fanjul, que sacó hace unos meses los colores a los actuales dirigentes del propio PP vasco durante una conferencia en Salamanca.
Es verdad que ETA ya no mata, pero también lo es que su proyecto político, basado en el odio y en la ruptura con España, sigue muy presente y más fuerte que nunca. De hecho, todas las encuestas dan a Bildu la segunda posición en intención de voto en el País Vasco, por detrás del PNV. En Navarra, los herederos de ETA también son imprescindibles para que el nacionalismo que representa Geroa Bai pueda seguir gobernando la comunidad foral.
En ese contexto, es muy oportuno que de la sociedad civil surjan iniciativas y movimientos como la Asociación Esteban de Garibay. En otros momentos, no muy lejanos en el tiempo, también hubo otros movimientos cívicos en el País Vasco, como el Foro de Ermua, Basta Ya o Gesto por la Paz, que fueron muy importantes, cada uno con sus modos y maneras, en la lucha por la libertad y en la defensa de los valores constitucionales.
Junto al objetivo –señalado expresamente por los impulsores de la asociación– de contribuir a que se cuente la verdad de lo que supuso el terrorismo de ETA y que no se falsee la historia en este dramático punto, es muy importante también seguir dando la batalla democrática al nacionalismo en dos comunidades, la vasca y la navarra, que ese nacionalismo querría que se unieran y pasaran a formar parte de su ensoñada Euskal Herria. Hay muchos ciudadanos vascos y navarros que se sienten también españoles y que, sin embargo, han sido abandonados a su suerte por los partidos denominados constitucionalistas, cuya fuerza, por otra parte, es cada vez menor. Por eso, bienvenidas sean iniciativas como la Asociación Esteban de Garibay para reforzar los lazos de los vascos y los navarros con el resto de España. Si esperan a que lo haga el actual Gobierno de Sánchez, al igual que pasó con el anterior de Rajoy, pueden esperar sentados.