La reunión secreta celebrada hace unos días entre el número dos del PP, Teodoro García Egea, y el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, de la que ha informado en El Mundo Esteban Urreiztieta, pone de manifiesto el nivel de ingenuidad y la falta de criterio para saber lo que representa Zapatero no ya del secretario general de los populares, sino del número uno del partido, Pablo Casado, porque es obvio que García Egea no fue a esa reunión sin el conocimiento y el consentimiento de Casado.
¿Qué hace el número dos del PP reuniéndose en privado con el responsable principal, junto al tándem Sánchez-Iglesias, de la mayor parte de los males que sufre España? ¿No habíamos quedado que con Zapatero empezó todo, como diría el otro? Se puede hacer una enumeración sucinta pero letal de las principales hazañas del expresidente: la negociación política con ETA, con la consiguiente afrenta a las víctimas del terrorismo; la Ley de Memoria Histórica, que se cargó el espíritu de la Transición ; el impulso de un nuevo estatuto de autonomía para Cataluña, preludio de lo que luego vino desde esa comunidad autónoma; la aprobación de numerosas leyes de eso que se llama ‘ingeniería social’ para que a España, como díría Alfonso Guerra, no la conociera ni la madre que la parió. Y desde que salió de la Moncloa su gran mérito es ser uno de los principales asesores-interlocutores del régimen dictatorial que preside Nicolás Maduro en Venezuela.
Para más inri, muy pocos días después de ese encuentro secreto, Zapatero manifestó públicamente, en una entrevista radiofónica, que estaba encantado con el Gobierno frentepopulista –evidentemente, él no lo llamó así– de su partido con Podemos. Y por si no habían quedado claras sus preferencias, subrayó que por supuesto era mucho más partidario de ese Gobierno que de otro en el que la coalición fuera del PSOE con Ciudadanos.
Pues con este personaje es con el que en plena crisis del covid-19 se reunió García Egea, a instancias, lo que no deja también de tener su aquel, del presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo. La explicación recogida este lunes por Miriam Muro en LD citando fuentes de Génova, de que "a un expresidente no se le dice que no" y que "Zapatero no es Bildu", debería avergonzar a quien la ha formulado; y, desde luego, Casado debería liberarse cuanto antes de colaboradores de ese nivel, porque no creo que el presidente del PP comparta esas torpes explicaciones. ¿Dónde está escrito que haya que acudir al llamado de un expresidente? ¿Por qué Zapatero no quiso reunirse con Casado y sí con Egea? En cuanto a que Zapatero no es Bildu, efectivamente, no lo es; pero tanto él como los herederos políticos de ETA son dos de los actores principales del proceso letal que está viviendo España desde que en 2004 aquél llegó a la Presidencia del Gobierno.
El error de Casado al dar luz verde a su número dos para celebrar esa reunión es de los gordos. Al único al que hace daño esa reunión es al PP, y por eso mismo lo ha filtrado el entorno de Zapatero. ¿Tampoco supieron ver eso los dirigentes populares? En la política, aparte de no ser ingenuo, conviene tener una serie de ideas o de principios claros. Y me parece que no sería tan difícil de asumir por parte de los dirigentes del PP que con uno de los mayores responsables de la actual situación en España no hay nada, absolutamente nada, que hablar. Aunque te lo plantee el presidente del club de fútbol de tus amores, como de forma frívola aduce García Egea en privado al dar cuenta de las razones por las que aceptó la reunión.