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Sentirse "partícipe"

La creatividad de este Gobierno está llegando a un nuevo nivel, sus múltiples formas de hacer el ridículo se superan día tras día y semana tras semana.

La creatividad de este Gobierno está llegando a un nuevo nivel, sus múltiples formas de hacer el ridículo se superan día tras día y semana tras semana.
Isabel Rodríguez, portavoz del Gobierno | EFE

Me hablan muy bien de Isabel Rodríguez, la guapa –espero que nadie se ofenda porque lo diga– ministra portavoz que Sánchez eligió este verano para ser la voz y el rostro del Gobierno. Me dicen que es una persona encantadora y buena gente e incluso que algunos se han fijado en ella como posible sucesora de Pedro Sánchez, aunque el propio presidente se ha ocupado de colocarla en un puesto en el que acabará demasiado achicharrada como para suceder a nadie.

Y es que defender a este gobiernucho y dar la cara por él es una tarea ingrata como pocas: yo creo que se lo ofreces a Atlas y al tercer consejo de ministros te manda a tomar viento y se vuelve a sujetar los cielos. Ni él mismísimo Sísifo aguantaría tener que partirse la cara un día por Montero, después pasar de puntillas sobre la chorrada de turno de Garzón, al siguiente que parezca que te crees las trolas económicas del Calviño y, a poco que la cosa se tuerza, acabas o empiezas la semana con Pedro Sánchez salvando al mundo con un teléfono, un bolígrafo y unos morritos. "¡Devolvedme mi piedra y mi montaña!", exclamaría en menos que canta un gallo.

Este martes, sin ir más lejos, la ministra portavoz ha tenido que llamar "relación extraordinaria" a que Estados Unidos humille sistemáticamente a Pedro Sánchez y, por si eso es poco, a la pobre no le ha quedado más remedio que decir que en el Gobierno del que forma parte se sienten "partícipes y coautores de las decisiones" tomadas en una reunión a la que no se les había invitado, pese al despliegue de morritos y cartera presidencial del día anterior. No se me ocurre nada más humillante, ese trabajo no está pagado, Isabel, lamentaré dejar de verla en los Consejos de Ministros –sobre todo si vuelve la chirriante Marisú– pero no se merece usted este trato.

Porque, analicemos, ¿qué es sentirte partícipe de una fiesta, una reunión, un encuentro donde no has sido invitado? ¿Puede uno sentirse partícipe de lo que le dé la gana? ¿Para sentirte "partícipe" de algo tiene que estar ocurriendo ahora o podríamos sentirnos "partícipes" de Waterloo, el Descubrimiento o la Última Cena? A mí personalmente me haría muchísima ilusión sentirme "partícipe" del gol de Tardelli, ¿tengo que pedirle permiso?

La creatividad de este Gobierno está llegando a un nuevo nivel, sus múltiples formas de hacer el ridículo se superan día tras día y semana tras semana, hoy más risible que ayer, pero menos que mañana y muchísimo menos que pasado. Nos reíamos con las escenificaciones à la JFK de Iván Redondo, pero empiezo a pensar que lo que lograba el supremo asesor con esta materia prima era pura orfebrería política. Son tan torpes, en suma, que hasta con esta oposición pueden perder las elecciones. De no creer.

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