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Carmelo Jordá

No se podía saber

Da la impresión de que socialistas y podemitas han planteado la campaña como si se creyesen su propia propaganda.

Da la impresión de que socialistas y podemitas han planteado la campaña como si se creyesen su propia propaganda.
Pablo Iglesias y Pedro Sánchez | EFE

Podemos en particular y la coalición que sostiene al Gobierno en general se han pegado un morrazo de campeonato en las elecciones vascas y gallegas. ¿Cómo ha podido ocurrir tal cosa, después de que Sánchez nos explicase que la eficaz acción del Ejecutivo ha salvado cientos de miles de vidas?

De hecho, la campaña electoral de PSOE y Podemos estaba diseñada para recoger los frutos de ese éxito sin igual: las estrellas que más han participado en los mítines han sido el ministro de Sanidad del coronavirus y la ministra de Trabajo de los ERE. Canela en rama.

Ni por esas: pese a presencia de tan rutilantes estrellas, tanto Podemos como el PSOE han cosechado un fracaso incuestionable. Por supuesto, mayor el de los de Pablo Iglesias: en el País Vasco han pasado de ser primera fuerza en las elecciones generales de 2016 a los cuartos ahora, y eso gracias a que el PP y Ciudadanos han hecho el ridículo; y en Galicia directamente se los ha llevado la marea, perdónenme el chiste.

Pero cuidado que lo de los socialistas ha sido menos espectacular, aunque casi igual de preocupante: con sus reales cómodamente aposentados en la Moncloa y una maquinaria de propaganda como no se ha visto nunca en España bombardeando a todas horas y desde prácticamente todas las televisiones, habiendo salvado cientos de miles de vidas y repartiendo las paguitas como si el dinero creciera en los árboles, los de Pedro Sánchez no mejoran sus resultados de hace cuatro años, que eran los peores de su historia tanto en Galicia como en el País Vasco, y encima en los dos sitios quedan terceros, de una forma especialmente dolorosa en los dominios de Feijóo, donde se las prometían bastante más felices ante el hundimiento de sus socios morados.

Y es que da la impresión de que socialistas y podemitas han planteado la campaña como si se creyesen su propia propaganda, como si se hubiesen tragado las trolas cocinadas por Redondo y emplatadas por Tezanos. De tanto oír por la tele lo maravillosos que son, lo bonito que ha quedado el estado de alarma y lo fantástico que es tener a millones de personas en los ERE, los tíos se lo han creído.

Les ha vuelto a pasar: ¿quién iba a imaginar que la gente no se iba a creer unas trolas tan gordas? ¿Cómo pensar que la factoría de bulos monclovita estaba colocando mercancía caducada? Era impensable… No se podía saber.

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