Amancio Ortega posee el 59% de las acciones de Inditex, un porcentaje mucho más elevado del que suele estar en manos de un único propietario en las multinacionales del nivel de la española.
Y eso no es todo: Ortega podría haber comprado la empresa y sería igualmente suya con todas las consecuencias, pero es que además la creó prácticamente de la nada y, con toda una vida de trabajo, la ha llevado al liderazgo mundial, primero gestionándola él directamente, después eligiendo con acierto a los que la han gestionando en su nombre, siempre con éxito, siempre haciéndola más grande, con más empleados, mejor.
Un observador despistado diría que la propiedad y el haber tomado decisiones acertadas durante décadas facultan a Amancio Ortega para hacer lo que le venga en gana con Inditex y, desde luego, para colocar al frente de la empresa a quien quiera. Pues no, pedazo de fascistas del capitalismo salvaje: para hacer lo correcto le tendría que haber preguntado a Podemos, a Íñigo Errejón o, mejor todavía, a todos.
No es la primera vez, y me temo que no será la última, que una colección de lumbreras de extrema izquierda le explica a uno de los mejores empresarios del mundo cómo debe gestionar su empresa. Ahí les tienen, dando lecciones, a los que no han gestionado en su vida no ya una multinacional, sino un puesto de pipas.
Cualquiera en su situación sería un poco más prudente, pero esta gente tiene un concepto de sí misma que sólo está a la altura de su falta de decoro, así que han entrado de hoz (y martillo) y coz a explicarnos y explicarle a Amancio y a Marta Ortega lo que son el esfuerzo y el mérito.
A mí me ha encantado el discursito al respecto de María Teresa Pérez, que saltó de periodista en La Tuerka a directora general en un ministerio por sus muchos méritos y su mucho esfuerzo y que, desde su modesto sueldo de 80.000 euros al año, nos explica –monísima, eso sí– lo que es de verdad la meritocracia y lo privilegiados que son los Ortega, no como ella, que podría estar dirigiendo el New York Times y se está sacrificando por el pueblo. Maritere, ten un poco de vergüenza, sólo un poco.
Pero, como en tantas ocasiones, el mejor ha sido Errejón, que desde que (presuntamente) le dio un puntapié a un señor por la calle luciendo (siempre presuntamente) "ojos de dragón", el pobre no hace más que meter la pata, qué tendrá esa pata. El caso es que el becario black ha estado al quite en Twitter para asegurar que "la hija de Amancio Ortega sustituirá a su padre al frente de Inditex". Hombre, Íñigo, si todos los periódicos explican que sustituye a Pablo Isla, cosa que por otra parte ya sabía cualquier persona medianamente informada.
No sabe ni llevar decentemente una cuenta de Twitter, el tío, y quiere decirle a Amancio quién debe gestionar Inditex. Si es que son de no creer.