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Carmelo Jordá

Cintora vs. Ayuso

Han elegido un enemigo que está muy por encima de ellos: son pesos pluma y se enfrentan a un peso pesado.

Han elegido un enemigo que está muy por encima de ellos: son pesos pluma y se enfrentan a un peso pesado.
Jesús Cintora. | Rtve

De mis ya muy lejanos tiempos de estudiante en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense, recuerdo que había varios tipos de alumnos que eran, éramos quizá, fácilmente identificables: los que estábamos allí porque no teníamos otro sitio al que ir, los que tenían una verdadera vocación periodística, los que pensaban que eso era un paso intermedio adecuado para convertirse en escritor y, finalmente –y probablemente el grupo más abundante–, los que estaban convencidos de que, a través de su esforzada labor periodística, iban a defender a los oprimidos, atacar a los poderosos y, casi seguro, cambiar el mundo.

Apuesto a que Cintora era de estos últimos, o quizá se convirtió después a una fe progresista que, desde luego, le resulta muy rentable económicamente: ahí le tienen con todo un programa de mañana en Radio Televisión Espantosa y, cuando no, haciendo un extenso y lucrativo circuito de tertulias, como toda una rock star del periodismo concienciado y combativo, si me permiten la broma. 

Algunos de ustedes me dirán que si Cintora tiene éxito profesional es por su valía como periodista, pero yo no estoy de acuerdo con eso y hay datos: por ejemplo, la audiencia que está consiguiendo en esta aventura televisiva, a pesar del alto coste del programa que, encima, pagamos entre todos. Pero es que además hay cosas que tampoco dependen de la audiencia que tengas, como retorcer los hechos hasta que cuadren con un esquema ideológico y hacer que la Barceloneta súbitamente esté en Madrid, que una turista diga en su idioma "España" y el programa traduzca "Madrid" o que una descojonante animación coloque por supuesto en Madrid una especie de invasión de zombis franceses caídos del cielo.

Todo vale en la cruzada que Cintora y otros muchos como él han emprendido contra Ayuso; pero, lamentablemente para ellos y afortunadamente para Madrid, en el esfuerzo se ven tanto las costuras que al final las durísimas revelaciones periodísticas acaban siendo más carne de meme que otra cosa. La verdad es que si se creen que con esas chorradas muchos votantes van a olvidar a Ayuso y a arrojarse alborozados a los brazos salvadores de Gabilondo… me parece que el 4-M se llevarán una bonita decepción.

La derecha, especialmente la poca que hay en los medios de comunicación, ha tendido tradicionalmente a infravalorar a los políticos de izquierdas. Quizá no a Felipe en su día, pero sí a Zapatero y luego a Sánchez, error que estamos pagando carísimo todos los españoles. La izquierda también menosprecia a los que considera sus enemigos, miren lo que decían de Aznar y de Aguirre, pero sobre todo desdeñan a los votantes, a los que creen que pueden mangonear con cuatro tópicos cutres y tres bulos aún más cutres. 

Yo creo que en general se equivocan y cada día estoy más convencido de que en Madrid aún yerran más, nos lo dirán las urnas dentro de poco más de un mes, pero si todo va tal y como pronostican las encuestas la noche electoral, Cintora y sus semejantes en los medios de izquierda –valga la redundancia– se darán cuenta de que, en esta ocasión, han elegido un enemigo que está muy por encima de ellos: son pesos pluma y se enfrentan a un peso pesado.

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