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Carmelo Jordá

A ver si os pensabais que Anna Gabriel es gilipollas

Una cosa es ir por la vida predicando la revolución y otra muy distinta estar dispuesta a sufrirla.

Una cosa es ir por la vida predicando la revolución y otra muy distinta estar dispuesta a sufrirla.
Anna Gabriel | EFE

Anna Gabriel no sólo quiere que Cataluña se convierta en una república independiente, también desea –o al menos eso nos hacen sospechar su militancia política, sus actuaciones en las instituciones y sus declaraciones todas– que esa república sea socialista, feminista, anticapitalista y algunos otros istas más.

Así que el sistema político y económico que desea Gabriel para sus compatriotas en Cataluña es muy parecido a los que llenan de felicidad y riqueza países como Cuba, Venezuela o Corea del Norte, es de suponer que dándole un toque femenino y tribal para criar a los niños, que ya se sabe que donde esté la tribu que se quiten las familias.

Pero ¿qué quiere Anna Gabriel para sí misma? Gracias a su valerosa huida al ser citada por el Supremo lo hemos podido descubrir. Además, no va a poder decir que ha sido por mala suerte o por casualidad: la cupaire estuvo hace unos días en Caracas y se llegó a publicar que se iba a quedar allí. Nada más lógico ni más coherente: si eres de la CUP y abandonas la nonata república catalana, qué mejor que la muy bolivariana y revolucionaria patria de Hugo Chávez.

Pues no, cuando todos esperábamos que Gabriel siguiese los pasos de otros insignes políticos españoles que tanto han paseado sus palmitos –y sus carteras– por Venezuela… resulta que se nos marcha a Suiza.

Ni Cuba, ni Corea del Norte, ni siquiera Vietnam o Laos, que también siguen siendo regímenes comunistas. No, Anna se nos ha ido a la muy confortable Suiza, el cuarto país más capitalista del mundo, una de las democracias representativas más antiguas del planeta y, para colmo de males desde el punto de vista de nuestra protagonista, el último país occidental que aceptó el derecho al voto de las mujeres. Oye, ni elegido aposta.

Pero, eso sí, pese a ser el país más anti-Anna Gabriel de Europa, por así decirlo, Suiza es uno de los lugares con más calidad de vida y, puestos a sufrir un duro exilio lejos del hogar, mejor que sea con todas las comodidades, que una cosa es ir por la vida predicando la revolución y otra muy distinta estar dispuesta a sufrirla sin ser parte del Sóviet Supremo. A ver si os pensabais que además de roja y separatista Anna Gabriel es gilipollas.

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