Isabel, como es lógico, se enfrenta a una navidad empañada por el recuerdo de su hermana Beatriz, que falleció hace poco más de dos meses. Estos días de fiesta no van a ser tan alegres como en años anteriores, en los que la tradición era reunirse toda la familia en casa de Preysler. No va a ser la única ausencia, ya que Chábeli, en propias palabras de Isabel, no vendrá a Madrid porque en este año le toca celebrarlo con la familia de su marido. Por el contrario, su hijo Enrique llegará en unos días para la cena del 24.
La señora de Boyer, a pesar de todo, está espléndida -quizás demasiado delgada, unos kilos de más no le sentarían mal- . Poco a poco va haciendo su vida normal, ya que se le ha podido ver en diversos actos sociales, siempre con buena cara y muy sonriente. Pero cuando se tiene la oportunidad de hablar con ella sin cámaras ni micrófonos por medio, es cuando se puede apreciar a la verdadera Isabel, y como está su estado de ánimo.
"Para mi madre, que toda la familia, la tenemos muy arropada, estas fechas que se avecinan, van a ser terribles, y la ausencia de mi hermana va a ser muy notoria, pero no tenemos mas remedio que afrontarlo" dijo su hija. Añadió: "Si por mí fuera, me iría de viaje y no haría nada, pero lo hago por ella, y por ese motivo vienen todos a casa, como es costumbre".
Isabel, con la cautela que le caracteriza, de la boda de Julio José prefirió no entrar en detalles, simplemente se limita a decir que será en el 2012, pero sin dar ninguna fecha. "Ese tema, lo llevan los dos y ellos sabrán cuando se casan", comentaba con una gran sonrisa.
El caso es, como se suele decir, la procesión va por dentro, y todos tendrán que poner buena cara, porque no les queda otro solución, y afrontar estas navidades lo mejor posible.