El próximo viernes, José Ortega Cano va a tener que lidiar uno de los peores toros de su vida. Se va a enfrentar por primera vez a las consecuencias legales derivadas del accidente de tráfico en el que se vio implicado y que le costó la vida a Carlos Parra
No sólo tiene que declarar; va a tener que escuchar los delitos que se le imputan, y ese momento va a ser lógicamente de una gran tensión.
El maestro lleva unos días encerrado en su finca de "La Yerbabuena", preparando todo a conciencia para el juicio. Parece que está nervioso, aunque siempre ha comentado que primero confía en Dios, y después en la justicia.
Si Ortega afirma que no va a poner ninguna traba a la ley, ¿pedirá a sus abogados que no pidan la invalidez de la prueba? Eso es poco probable.
Esta semana, sus abogados no quieren decir nada para no perjudicar a su defendido. Con toda probabilidad intentarán invalidar el test de alcoholemia por un defecto de forma, al considerar, que no está garantizada la custodia de esa prueba, y podrían pedir que la misma no constara, o no tuviera validez dentro del proceso.
La fecha de la comparecencia ha sido toda una sorpresa, ya que se esperaba que esto ocurriese no el día 9 del presente mes, sino después del 14, fecha en que el maestro será intervenido quirúrgicamente del cólon.
Por su parte, los abogados del fallecido consideraron en su momento que si José estaba ya lo suficientemente recuperado para intervenir en diferentes programas tanto de radio como de televisión, también debería estarlo para presentarse delante del juez.
Quien juró por sus hijos que no bebió, ¿qué responderá cuando el día de autos le formulen esa pregunta?
¿Le mentirá y dirá que no, porque como imputado no sería punible si no lo hiciera, o se rendirá a la evidencia?
No hay que olvidar que en el informe de la Guardia Civil consta que la tasa que dio en sangre fue de 1,26.
La expectación está servida.