La reacción de los padres de Arancha Sánchez Vicario, ante las duras acusaciones de su hija en la presentación de su libro, no se ha hecho esperar. Por el momento no van hacer ninguna declaración y prefieren dejarlo en manos de sus abogados. No van a enviar más comunicados como en su momento hizo la madre. Parece ser que una de las razones por las que se van a mantener en silencio es el delicado estado de salud del padre. Ambos tienen un terrible disgusto por todo lo que se ha desencadenado a raíz de que la tenista destapase la caja de los truenos.
A Arancha, después de su comparecencia, no se le ha vuelto a ver. Es como si estuviera desaparecida. Sólo se ha dejado ver su marido, que se ha mostrado esquivo con los periodistas. No digamos a su madre, que debe estar enclaustrada en casa. Solo pensar en asomarse a la puerta, con la prensa apostada día y noche, ni se le pasará por la cabeza poner un pie en la calle.
Después de los tristes acontecimientos, producidos por el polémico libro de las memorias de la tenista, las especulaciones se han disparado y hay opiniones de todo tipo. Hay quien afirma que los padres eran conscientes de todo lo que se avecinaba, no hicieron nada para remediarlo, y que les está bien empleado. Por otra parte, hay quien responsabiliza a Santacana de provocar este conflicto familiar y que Arancha nunca hubiera llegado a dar el paso de ponerse en contra de su familia. Hay quien le califica de manipulador y afirman que, desde que conoció al empresario, la deportista es otra persona totalmente diferente.
Lo que si es cierto, y ahí no tienen cabida las especulaciones, es que la familia, a día de hoy, está rota. No obstante, todo apunta a que algún miembro está intentado mediar entre las dos partes para propiciar una reconciliación. En cualquier caso, después de los hechos acontecidos no lo va a tener nada fácil.