En la presentación del libro de las memorias de la duquesa de Alba, hubo dos grandes ausencias, que fueron la de sus hijos Alfonso y Jacobo.
El resto de la familia sí acudió a Sevilla, todos con caras muy alegres. Cuando se les pregunta qué tal la relación con Alfonso, ponen buena cara, y comentan, como Eugenia, la pequeña de la familia, que a su madre le hace muy feliz, y que están todos encantados. Parece mentira cómo ha cambiado la historia en tan poco tiempo, cuando estaba totalmente en contra de esa relación.
No han tenido más remedio que claudicar a las exigencias de su madre, y decir que todo está estupendamente, al menos la mayoría de ellos, que estuvieron acompañando a Doña Cayetana, en un día importante para ella.
Jacobo, por el momento, ha sido el único que se ha atrevido a plantar cara a su madre a raíz del reparto de la herencia que hizo antes de la boda, y como no estuvo de acuerdo, también fue el gran ausente en el enlace de la duquesa.
Mañana es Nochebuena, y en la Casa de Alba, la tradición es cenar toda la familia en Madrid, en el Palacio de Liria. Todo apunta que el Conde de Siruela no está por la labor de agachar la cabeza y decir que sí a los deseos de la aristócrata.
Como en la familia va haber un acontecimiento importante dentro de unos meses, que va a ser el nacimiento del primer bisnieto de la duquesa, ya que su nieto Jacobo va a ser padre, habrá que ver lo que ocurre en ese bautizo.
Por el momento, la relación entre madre e hijo es distante por no decir nula, a no ser que decidan fumarse la pipa de la paz en estas fechas tan señaladas, como es la Navidad.
Qué bonito.