Si la relación entre la infanta doña Elena y su exmarido, Jaime de Marichalar, era prácticamente inexistente, con el accidente ocurrido a su hijo mayor es muy posible que ese distanciamiento se agrave de manera considerable.
Como viene siendo habitual en la Casa Real, tanto la Reina como la infanta, a las puertas de la clínica, han quitado importancia al hecho y lo único que han comentado es que era cosa de críos. Doña Sofía, haciendo un gran alarde de profesionalidad, hacía el comentario entre risas aunque la procesión vaya por dentro.
Hay que recordar que, cuando su majestad el Rey tuvo que ser intervenido quirúrgicamente, siempre la respuesta por parte de cualquier miembro de la Familia Real era disimular y quitar importancia al tema cuando la realidad era muy diferente. ¿No sería más normal decir la verdad y así evitar especulaciones?
Este percance tiene una gran importancia ya que el nieto mayor de los Reyes no cuenta con la edad suficiente para manejar armas, aunque la que portaba se la considere de pequeño calibre. No hay que olvidar que el reglamento de armas prohíbe que lo utilicen personas con menos de catorce años y Froilán tiene trece. De momento, el hijo mayor de la infanta Elena tendrá que permanecer varios días ingresado ya que han tenido que extraerle varios perdigones de los dedos del pie derecho. Y aunque todo indica que el hecho no reviste gravedad, habrá que esperar para ver cómo va evolucionando su recuperación.
Por otra parte, estaremos muy pendientes de las consecuencias que pueda acarrear este desagradable accidente y si se agravará la relación tan tensa que mantienen la infanta y su exmarido, cuyo carácter ha empeorado por días desde que se separó de doña Elena. Esperemos que Marichalar no le eche la culpa a la prensa de este suceso, como hizo cuando dejó de ser duque de Lugo.