Cuando llegaron al poder los socialistas en 1982 se dijo que el verdadero cambio que habían traído consigo concernía a las tres "ces": casa, coche y compañera. Muchos entonces procedieron con presteza a cambiar de casa, el pisito del barrio por el chalé en las afueras, de coche, el 127 desvencijado por un flamante BMW, y de compañera, la santa que había compartido luchas y fatigas por una señora estupenda por la que parecía no pasar el tiempo.
El neosocialismo zapateresco ha mantenido el nervio y sus más conspicuos representantes han empezado a mutar como hicieron sus antecesores del felipismo ochentero. La casa y el coche ya no es necesario que lo cambien, el socialismo español hace tiempo que dejó de jugar a obrerismo de opereta, algunos hasta tienen siete empresas que administrar y otros, como Simancas, no se privan de chalé. Al nuevo socialismo, ese que se merecía España antes de las elecciones, lo que le va es el estilismo capilar, es decir, llegar al poder y cambiar de peinado.
Aprovechamos desde Libertad Digital esta inocente anotación navideña para felicitar a nuestros lectores y a los participantes de la Bitácora. Feliz Navidad.