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Leire Pajín, cooperante en Airbus oficial

El nuevo Gobierno socialista está demostrando una afición desmesurada por los medios mecánicos que surcan los aires, esto es, por los helicópteros y aviones, especialmente cuando el coste de operación corre a cuenta del Estado, cuando son los ciudadanos los que pagan sus singladuras aéreas.

A principios de mes la ministra Álvarez, la del Plan Galicia, tomó un helicóptero de las Fuerzas Armadas para acercarse a Estepona a inaugurar la Feria de esta localidad malagueña. Pocos días después la secretaria de Estado de Cooperación, el mirlo blanco del socialismo español, se decidió a cruzar el charco en el flamante Airbus que utliliza el Rey y el presidente del Gobierno en sus desplazamientos. 13 tripulantes y 6.000 euros por hora de vuelo para "conocer la problemática de la situación". Para eso, en estos tiempos de internet y televisión por satélite, no es necesario tanto gasto. O al menos eso parece.

¿Qué pasaría en Estados Unidos si un desconocido funcionario del departamento de Agricultura tomase el Air Force One para palpar de cerca la problemática de Haití? Seguramente se habría armado la marimorena y Bush estaría contra las cuerdas en la Cámara de Representantes. En España, por lo mismo, no sólo no nos escandalizamos es que, por la escasa cobertura de los medios del viaje de marras, casi ni nos enteramos.

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