Quizá por lo etéreo que suena, son muchos los que no acaban de encontrar el sentido a la zapateril Alianza de Civilizaciones. Eso no le ha ocurrido a la Junta Islámica, que ha captado el singificado del engendro intelectual del presidente Rodríguez a la perfección. La Alianza de Civilizaciones es la renuncia a la propia civilización occidental y a sus valores. Esa renuncia es una entrega de rodillas ante quienes no han hecho suyos los valores universales que Occidente ha tardado menos en descubrir.
Esa entrega es la que quieren comenzar a hacer efectiva, pidiendo al presidente Rodríguez nada menos que la catedral de Córdoba. Esperemos que la obsesión de Rodríguez por deshacer la historia de España, que es evidente con la Guerra Civil, no llegue hasta el medievo español.