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Antonio Robles

La irresponsabilidad de Sánchez no justifica la de Rivera

Desde que Sánchez hizo en Navarra de Pedro y recordó a todos su falta absoluta de escrúpulos, se han venido arriba los partidarios de no facilitar el Gobierno al PSOE.

Desde que Sánchez hizo en Navarra de Pedro y recordó a todos su falta absoluta de escrúpulos, se han venido arriba los partidarios de no facilitar el Gobierno al PSOE. El primero, Rivera, ya tiene una razón objetiva para justificar la desconfianza en Sánchez. ¡Como si se necesitasen evidencias! J. C. Girauta daba razones sobradas para demostrar la mentalidad estafadora del personaje, Jorge Bustos las completaba y Federico J. Losantos las desgrana cada día en esRadio.

Es ocioso recordar que Sánchez no es leal ni a su madre, valga el dicho popular. Es más, si mañana le interesase abjurar de los nacionalistas para seguir en el Falcon, lo haría. Sin descartar que él sea el primer interesado en buscar una disculpa para apartarse de amistades peligrosas que tarde o temprano le pasarán factura. Rivera lo sabe, por eso busca el cuanto peor, mejor. O lo que es lo mismo, uno y otro piensan más en sus proyectos personales que en el bien común del Estado.

Ya sabemos quién es Sánchez, pero también qué es Cs y para qué nació. Aunque ahora les parezca a los nuevos patricios naranja que la función de bisagra le queda pequeña a Cs. ¡Ojo con anteponer los proyectos personales a los de partido, y los de partido a los nacionales!

Di razones sobradas el 3 de mayo, en "El problema de España está en la izquierda", de la obligación histórica que tiene Cs de facilitar el Gobierno al PSOE para evitar que los nacionalistas sigan chantajeando a los distintos Gobiernos de España. Para eso nació Cs. Y esa función de bisagra no es incompatible con que, si mañana tiene capacidad para formar Gobierno, cambie su prioridad. Pero hoy PSOE + Cs suman 180 escaños, mayoría absoluta y sin la necesidad de terceros. La primera oportunidad histórica para gobernar en coalición sin populistas ni nacionalistas.

En estos tiempos de abismos para la nación, el simple ofrecimiento de abstención o pacto al PSOE ya erosiona la ventaja de populistas y nacionalistas. Si se opta por el pacto y se ponen condiciones para garantizar la soberanía nacional, además de poner en evidencia a Pedro Sánchez al obligarlo a posicionarse, Cs capitalizaría sus opciones electorales, de ser desestimadas.

El pacto PSOE-Cs implicaría como primera condición la incompatibilidad de cualquier otro acuerdo con populistas y nacionalistas. Y, más allá de los temas sociales, donde el PSOE marcaría la agenda, Cs exigiría garantizar el uso universal de la lengua común española, el fin de la inmersión; garantizar los símbolos nacionales y la presencia del Estado en todas las CCAA, el compromiso de no conceder indultos a los golpistas, aplicar el 155 o la Ley de Seguridad Nacional cuando las circunstancias lo requieran, el control de los Mozos de Escuadra y la intervención de TV3 para garantizar la pluralidad mediática, impulsar un cambio en la ley electoral y promover un ministerio de cultura que restaure un relato histórico nacional basado en los hechos, la ciencia y la neutralidad.

Que Pedro Sánchez podría lograr la investidura y a continuación incumplir lo acordado y recurrir a populistas y nacionalistas es altamente probable. Pero Cs habría conseguido que saliera de la madriguera una vez más, visibilizar su mentalidad estafadora y, de paso, rentabilizar su traición a la nación de todos.

Más allá de ello, el aparato de propaganda del PSOE trata de culpabilizar a Cs de echarlos en manos de los nacionalistas por negarles el apoyo a la investidura.

El sofisma es tan grosero como sostener que se sumó a la manada porque la chica guapa del barrio no consistió acostarse con él.

No es la obscenidad de Sánchez lo que se valora, los votantes nos han obligado a contar con ella, sino la lealtad o no de Cs al Estado.

Coda: Albert, tú que tanto gustas de rodearte de iconos históricos, Kennedy, Obama, Suárez, deja de joder con la pelota y sé consecuente con lo que fueron: no te preguntes qué puede hacer tu país por ti, sino que puedes hacer tú por tu país. ¿O es más fácil predicar que dar trigo?

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