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Antonio Robles

La España que quieres

¿Acaso no es una estafa a la ciudadanía negarse a mostrar los planes que comprometen nuestra hacienda, nuestra seguridad y nuestro futuro?

¿Aceptaría firmar una hipoteca sin saber el tipo de interés, o comprar un coche que el comercial se negase a mostrar? No me estoy choteando de usted, todos los días, a todas horas, nuestros políticos intentan vendernos productos sin atenerse a ninguno de los requisitos que en la relación vendedor-cliente son de obligado cumplimiento. Y sin embargo no protestamos, se lo consentimos y, lo que es peor, lo asumimos como algo normal.

Vuelvan a la pregunta inicial. ¿Cómo es posible que permitamos a Pedro Sánchez negarse a asistir a un debate a cuatro en Atresmedia, aun sabiendo que su negativa está basada en una estrategia de campaña para no exponerse ante los clientes que pagamos sus honorarios? ¿Cómo es posible que no nos sublevemos, aun sabiendo que actúa como ese comercial que se niega a mostrarnos el tipo de interés de nuestra hipoteca? En este caso, además, se permitió conchabarse con Atresmedia para incluir un quinto candidato (Vox) con el fin de afianzar el relato guerracivilista de Colón, y hoy conspira con TVE para hacer coincidir su debate con el de La Sexta, el día 23, para darse una coartada.

Que este juego de tramposos forme parte de la propaganda política no es novedad. Pero una cosa es que forme parte del juego sucio de la política y otra, muy distinta, que los ciudadanos lo consintamos, que no tengamos herramientas para defendernos de ella ni exijamos nuestros derechos como propietarios de la nación.

Pedro Sánchez debería estar obligado, como cualquiera en su puesto, a ponerse al servicio de los ciudadanos para que estos puedan recabar información y elegir con criterio. La Administración debería ser tan transparente para el ciudadano como éste lo es para la Administración. Pero a menudo esa reciprocidad no se da. El ciudadano ha de sujetarse a los plazos establecidos por la propia Administración, dar la información que se le demanda etc. Sin embargo, la Administración no está sujeta a plazos o los incumple, y no se rige por las mismas normas que impone a los demás.

¿Acaso no es una estafa a la ciudadanía negarse a mostrar los planes que comprometen nuestra hacienda, nuestra seguridad y nuestro futuro? ¿Por qué entonces consentimos que dedique toda su acción política a transgredir la buena praxis y a no rendir cuentas ni a exponer de forma transparente sus proyectos y sus intenciones en debates reglados, donde el ciudadano evalúe y contraste la valía de cada uno de ellos?

Ya se le vieron las trazas en las elecciones anteriores, donde sin rubor alguno se sacó de la manga una historia melodramática, seguramente inventada, de una misma señora que le abordó en Cataluña, en Extremadura y en cuantos mítines le vino en gana, y cuyo nombre fue cambiando, confundido por su propia inventiva. Miente tanto que confunde sus propias mentiras al reutilizarlas. Nos mintió cuando aseguró que nunca pactaría con populistas, nos mintió cuando nos dijo que la moción de censura contra Rajoy era para convocar elecciones, nos mintió cuando afirmó que lo del procés era rebelión, y cuando sostuvo lo contrario; nos mintió cuando obligó a la Abogacía del Estado a eliminar de la acusación el delito de rebelión.

La estafa en los manejos de los debates es intolerable. Todo su empeño consiste en zafarse de su responsabilidad con la verdad; vive del embuste, y actúa como un cuatrero en mitad de la noche. Nada bueno se puede esperar de tipos como éste. Es nuestro compromiso como clientes exigirle la garantía y factura legal de su venta, o, de lo contrario, el libro de reclamaciones. Estará a disposición de todos el 28 de abril.

Coda. Su mentira electoral, "La España que quieres", lo dice todo, porque no dice nada. Sólo trata de involucrar al elector en sus propios deseos para robarle el voto. ¡Como para comprarle un coche usado!

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