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Antonio Robles

La amenaza de las siete plagas

Después de treinta años de fantasías secesionistas, no hay un duro, ni fórmula para generar riqueza, solo ficciones identitarias, una nación virtual y una inagotable imaginación para chantajear mediante símbolos al Estado

No hay día en que no salga un dirigente catalanista con amenazas al orden democrático constitucional o insinúe la llegada de las siete plagas contra España si no se cede ante sus chantajes, hoy de "pacto fiscal", ayer por "el derecho a decidir" y siempre con el punto de mira puesto en el debilitamiento del Estado. Es una prueba sobrevenida de la debilidad de este tinglado nacionalista que juega a ser Estado sin serlo, puesta en evidencia en estos tiempos de crisis por la incapacidad de la Generalidad para generar recursos y obtener avales financieros para su colosal deuda. La vergüenza de recurrir a un crédito al ¡6 por ciento¡ para pagar a plazos la nómina de Navidad de los funcionarios, lo dice todo. Las arcas están vacías y todo su poder, a la hora de la verdad, ha resultado ser puro folklore. Nadie avala su deuda.

Después de treinta años de fantasías secesionistas, no hay un duro, ni fórmula para generar riqueza, solo ficciones identitarias, una nación virtual y una inagotable imaginación para chantajear mediante símbolos al Estado. Como la última bravuconada de Artur Mas tocando a rebato al pueblo de Cataluña para obligar al Gobierno del Estado a cederle los impuestos mediante un pacto fiscal que detraiga dinero del resto de españoles para pagar lo que en Cataluña han gastado y siguen derrochando en su construcción nacional. Se trata –amenaza el presidente de la Generalidad-  de "prepararse" para "abrir algunos caminos, que algunos interpretarán como caminos de confrontación",  y que "romperán las costuras de una Constitución muy rígidamente interpretada".

¡Qué plastas! toreo de salón, agitprop, pura demagogia para chantajear al Gobierno de la nación y zafarse de la responsabilidad que debe tener como presidente de la Generalidad.  En esto ha consistido, consiste y consistirá el Gobierno de la Generalitat si el Gobierno del Estado no se agarra a la Constitución y la hace respetar. ¡Ya está bien que una institución del Estado como es la Generalidad mine la legitimidad de España mediante amenazas de insumisión!
 
Puede ser un ejercicio simbólico sin mayor relevancia que su propia ridiculez, pero en el proceso se está generando demasiado resentimiento contra España y legitimando acciones ilegales. Como las de dos empresarios de Tarragona y una empresa cervecera que se han declarado insumisos fiscalmente en nombre del "expolio fiscal". Expertos en montar escenitas, la maquinaria de propaganda nacionalista pronto extenderá la práctica a grupos bien organizados y suficientemente subvencionados. El Estado ha de actuar de oficio y cortar de raíz la insumisión, caso por caso. De lo contrario, la demagogia del "expolio fiscal" soliviantará aún más el instinto reaccionario de muchos más catalanes.
 
Si un hecho tan ridículo como la amenaza de los Mozos de Escuadra de hablar castellano para reivindicar sus derechos laborales ha puesto al descubierto el racismo cultural de los agitadores profesionales del régimen, una cuestión como la financiación del “negocio nacional”, nos pondrá al descubierto un hecho evidente: euro que se ceda de más para aplacar su propaganda de agitación, servirá para agrandar más la brecha con España. Si Rajoy quiere ser justo con Cataluña, que defienda el Estado. Si cede al chantaje, la mayoría de Ciudadanos de Cataluña seremos menos libres, de segunda; el resto de españoles, extranjeros, y el nacionalismo mucho más fuerte.

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