
No hay nada como estar encantada de escucharte a ti misma, de haber ocupado el trono laboral de Dios y desplazarle a tu diestra, de sentenciar el bien del mundo sin que nadie ni nada te puedan contradecir. Antes de mí, nada; después de mí, la verdad y la vida. "Esto no es opinable, estos son datos", soltaba desde el púlpito papal el yoyó encantado de conocerse a sí mismo. Y eso que ni derogó lo prometido ni logró convencer a sus compis de Esquerra, CUP y Bildu de tragar con lo pactado por sindicatos y patronal.
¡Hay que ver cómo puede inflamar a las personas la vanidad del poder! Ni el Gobierno, ni sus grupos políticos de apoyo, ni sindicatos ni patronal, solo ella, Yoyolanda, la prota, la guay; el resto, o transparentes o carcamales. No me extraña que Pedro Sánchez le haya bajado los humos empantanándola con la traición a sus socios de gobierno y arrejonándola con Cs. Con tanto trapito se le olvidó con quién se jugaba las encuestas.
Y en esto apareció Inés. Con retraso, pero más vale rectificar a tiempo que empecinarse en el error. Y sin complejos: "Mientras esté este Gobierno, todos y cada uno de nuestros votos van a servir para que haga el menor daño posible a España".
¿Una decisión sensata por sentido de Estado o por evitar el abismo electoral? Me gustaría que fuera por lo primero, pero si fuere por lo segundo, el efecto sería igualmente eficaz. "Hoy, Bildu y Esquerra no han logrado meter sus zarpas en la normativa laboral de España. Hoy Bildu y Esquerra han perdido". Efectivamente, entre el regocijo y la justificación, Cs ha logrado desactivar en una ley fundamental a quienes buscan el desguace de España.
Y lo mejor, Inés Arrimadas se sintió, y así lo mostró, convencida de esa responsabilidad de partido bisagra. Nada nuevo para Cs, para eso nació, y por traicionarlo en tiempos de Rivera está a punto de desaparecer. Nunca un dirigente traicionó tanto los principios de su partido como Albert Rivera. En su momento escribí insistentemente para que Albert Rivera evitara que el nacionalismo siguiera chantajeando al Estado, cuando tenía por primera vez la oportunidad de evitarlo ("El problema de España está en la izquierda", ABC, 03/05/2019):
PSOE (123) + Cs (57) = 180. Albert, ahora tienes la oportunidad de impedir que Sánchez se entregue a los nacionalistas. Ahora tienes la oportunidad de ser un hombre de Estado. Y convertir un error táctico en una oportunidad. Confiar en que el PSOE se cueza en su propia salsa para esperarlo con la navaja abierta a la vuelta de cuatro años sólo puede empeorar las cosas. Sobre todo si le dejamos a solas en el tugurio plurinacional frecuentado por los enemigos de España.
Entonces como hoy, Sánchez juega con la ventaja de los bandoleros, el chantaje. La cuestión es: ¿obrar como Rivera, desentendiéndose con dignidad simulada ante la altanería de Sánchez, o ceder los votos necesarios al chantajista para evitar males mayores? La respuesta está a la vista, la cuña de Cs ha levantado el avispero de sus socios preferentes. Y la necesidad de Sánchez de centrarse ante las próximas elecciones generales hará mucho más difícil que sus socios por conveniencia logren seguir chantajeándolo. Al fin y al cabo, con los Presupuestos aprobados, podría prorrogarlos legalmente un año más, precisamente el último de la legislatura. O simplemente dejarlos a la intemperie con nuevas elecciones.
Espero que, en las autonómicas de Castilla y León, Cs logre frenar su caída libre a la irrelevancia, no sólo porque Inés Arrimadas ha tomado conciencia del papel histórico de Cs, sino porque su aspirante a la presidencia de la comunidad, Paco Igea, es un hombre cabal, preparado, honrado y fiable. Al fin y al cabo, las diferencias de Inés con Paco las ha resuelto la votación de hoy. No hace falta especificar por qué.