Menú
Antonio Escohotado

Merlin otra vez

Se diría que solo Zidane sabe motivar en pareja medida a dos decenas de personas tentadas a obrar pronto tarde como mercenarios reservones.

Se diría que solo Zidane sabe motivar en pareja medida a dos decenas de personas tentadas a obrar pronto tarde como mercenarios reservones.
Varane y Odriozola durante el Brujas-Real Madrid. | Cordon Press

Mosqueante durante largas fases del primer tiempo, donde abundaron el trantrán, el sobado del balón y la torpeza, el juego fue enderezándose durante el segundo, culminado provisionalmente con el golazo de Rodrygo y ampliado con el toque eléctrico de Vinicius, a partir de lo cual la superioridad se tornó aplastante. Enorme partido de Casemiro, que dio a Modric el tercero en bandeja, y memorable aparición de Benzema y Valverde, hoy por hoy las almas del equipo.

Se diría que solo Zidane sabe motivar en pareja medida a dos decenas de personas tentadas a obrar pronto tarde como mercenarios reservones, al ser personas envueltas por raudales de efectivo y fama, cuando el carácter todavía no pudo templarse con ayuda de la experiencia. José Ángel Sánchez, y finalmente Florentino, le ayudaron con plantillas tremendas por una razón u otra, aunque es preciso haber alcanzado el cénit de la elegancia balompédica para exprimir el amor propio de cada uno, como hizo Cruyff hizo en el Barça, bajándole los humos al gallito de turno con su propio ejemplo a la hora de regatear, pasar y chutar, entrenamiento tras entrenamiento.

Mirándolo con lupa, constato que las pérdidas más reiteradas correspondieron a Isco y a Varane –este último origen del por lo demás admirable gol de Vaneken-, a quienes tampoco faltó cosa distinta del acierto, porque hay una cascada de lances en cualquier partido, y cuanto más intervengas más posibilidades hay de que pierdas balones divididos en vez de ganarlos. Esa relación directamente proporcional entre estar o no allí rara vez arroja un saldo positivo, y cuando ocurre define al MVP de cada encuentro; pero sería sabotaje ignorar la falibilidad permanente de cada uno. El aficionado pide entrega y espectáculo, sin perjuicio de apreciar la clase desplegada por tal y cual, y esta noche hubo ocasión de disfrutar con las excelencias de algunos, entre ellas la elástica fortaleza de Militao, y detalles finos de Jovic, a quien cabe considerar asistente del segundo tanto.

No me gustó Brahim, a despecho de que aplauda darle tiempo, porque ir anotando como un taquígrafo –la penúltima iniciativa senil- no me permitió registrar una sola intervención meritoria. El desempeño de Odriozola se mantuvo en el claroscuro, excelente arriba y no tanto atrás y en medio. No olvidemos por último el partido de Modric, un practicante de la magia blanca por partida doble, que domina todas las facetas y posiciones del juego con una mezcla de coraje, potencia y lucidez, y alegra la vida de quien siga atentamente el juego. Ese cuanto de atención es quizá un pequeño porcentaje de los propios merengues, llamados más bien a "torcer" por su equipo, como dicen en Brasil; pero Modric regala a cualquier espectador la grata sorpresa de ver cómo lo mismo repliega o avanza en vertical, midiendo el intangible tiempo no ya a su antojo sino como un relojero experto. Lleva años repartiendo ese don, como otrora hizo ZZ, y su tercer tanto es la prueba más inmediata.

Temas

En Deportes

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Biblia Ilustrada
    • Libro
    • Curso