El correo se me llena de interesantes testimonios sobre el politiqués. Al parecer, el cambio de Gobierno no ha servido para enderezar estos tuertos del lenguaje de los políticos, que distingue igualmente a todo el que tiene delante un micrófono. José Antonio Blanco se maravilla de esa manía que tienen algunos dueños de los micrófonos para acentuar muchas palabras en la primera sílaba cuando esa no es la regla. Creo que ya hemos tratado el caso, aplicado sobre todo a Zapatero. Pero, en efecto, el asunto es más general. No es enfermedad, es epidemia. La verdad, no encuentro la explicación de esa manía. No creo que sea por contagio del inglés, pues suele darse en personas que no saben una papa de inglés. Sospecho que es un recurso fácil para ganar tiempo. La prueba es que, después de una palabra así acentuada, suele haber una minúscula pausa. Acepto explicaciones más convincentes.
Jesús me tranquiliza un poco. Resulta que en Francia él registra muchos ejemplos de los eufemismos y circunloquios típicos del politiqués. Ejemplo: "Individuo conocido por la policía" (= delincuente habitual), "delitos de apropiación" (= robos), "inmigrantes privados de papeles" (= clandestinos), "gentes de viaje" (= gitanos), "grupos de jóvenes agrupados por consideraciones étnicas" o "grupos de identidades de barrio" (= bandas de negros o musulmanes), "barrios populares" (= barrios de mayoría de inmigrantes extranjeros), "movilidad europea" (= inmigración). Estos franceses siempre van por delante. No es que también cuezan habas, como sostiene don Jesús, sino a calderadas.
Agustín Fuentes (nuestro Tostado) comenta la muletilla "como no podía ser de otra manera" que tanto gusta a los señores del micrófono. Al valenciano le parece "cursi, hipócrita y ambigua". Hombre, no es para tanto. Insisto en mi interpretación más sencilla ("entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem", de Guillermo de Ocham). Se trata de una fórmula para ganar tiempo, para pensar lo que se va a decir después. En efecto, como asegura don Agustín, casi todas las cosas podrían ser de otra manera. Por cierto, don Agustín, lo de libertario o feisbukero no es una dicotomía. Usted mismo es las dos cosas. Son formas irónicas y cariñosas de designar a los que envían escolios tanto a mi Facebook como a Libertad Digital. En ambos casos he hecho grandes amigos.
Sigue Agustín Fuentes con sus observaciones curiosas. En este caso le produce asombro que en Valencia exista un Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) y otro Instituto Valenciano de Fertilidad (IVAF). Por lo visto, "en el primero aplican técnicas, llamémoslas artificiales, y, en el segundo, son naturales, se ocupan de la sexualidad y de la familia". Supongo que ambos institutos serán financiados generosamente con dinero público. De esa forma hay más puestos de trabajo y sobre todo de dirección. Es una idea. La Agencia Estatal de Meteorología podría ser desdoblada en Agencia del Mal Tiempo y la Agencia del Buen Tiempo. Sospecha: ¿La infertilidad del primer instituto no querrá decir "abortos"? No se me alcanza qué otra interpretación pueda tener un centro sanitario que promueva la infertilidad. Por otra parte, convendría distinguir la fertilidad (=capacidad de concebir hijos) de la fecundidad (= el hecho de parirlos). En inglés es al revés, pero están equivocados.