Francamente no pude resistir todo el debate sobre el llamado caso Bárcenas. Solo tomé notas durante cinco horas, las que dura el soliloquio ante el cadáver de Mario. Para muestra basta un botón. Resulta cansina la cosa. Todos traen el discurso impreso y lo leen sin ninguna vergüenza. Es decir, no hay tal debate, sino una agotadora sucesión de monólogos. Rosa Díez, de UPyD, es la que mejor lee. Se dirige reiteradamente a Rajoy como "presidente" a secas, no como "señor presidente". Resulta excesivo tanto "presidente" para llamar la atención. Al redactor de su discurso se le escapó un "veinteavo" en lugar de "vigésimo". No es lo mismo el partitivo que el ordinal. Se nota la avidez que tiene doña Rosa de que le conteste don Mariano, pero que si quieres arroz, Catalina. Rajoy ignora por completo a quien podría ser la única socia de su futuro Gobierno. Es patente y patético el tono resentido de doña Rosa.
Aitor Esteban, del PNV, es el que emplea un castellano más correcto. Habrá estudiado en un buen colegio de curas. Pero dice "ibérico" en lugar de "español". Se comprende, pues para los nacionalistas vascos "español" es un insulto. Le baila algún subjuntivo, pero eso es cosa de jelquides. A mí también me pasa a veces, y eso que solo soy un maqueto.
Xabier Mikel Errekondo, de Amaiur, asegura impávido: "Nuestra única lengua es el euskera". Lo dice en castellano, claro. El nacionalismo empieza a ser un abuso de la estadística. ¿Hablarían en vascuence Ignacio de Loyola y Francisco Javier?
Alfred Bosch, de ERC, declama solemne: "Delenda est Rajoy". Pero en la frase original de Catón se dijo "delenda" porque Cartago (como todas las ciudades) es femenino en latín. José Ortega y Gasset añadió con acierto lo de "Delenda est Monarchia", que también es femenino. No soy un latinista ni nada parecido, pero habría quedado mejor un "delendum est Rajoy" (= hay que acabar con Rajoy). A don Alfred se le escapó el "preveyendo" de un verbo imposible. No creo que estudiara en un buen colegio de curas.
Olaia Fernánez Dávila, del BNG (dígase "benegá"), logró lanzar un "detenta" en lugar del correcto "ostenta", mas no importa. Es una confusión corriente. Se comprende en una persona que tiene que traducir su pensamiento a una lengua extranjera.
Durán y Lérida, de Convergencia y Unión, dejó caer un "Yo soy de los que pienso" a propósito de no sé qué lugar común. Se supone que el oscense es de los que piensan. Luce un traje azul eléctrico con apresto que es la envidia de los diputados de la derecha.
En su dúplica Rajoy se recrea en la anáfora, la repetición cansina de "No me voy a declarar culpable". Rubalcaba no le va a la zaga en ese recurso de la anáfora, la reiteración buscada de una cláusula que considera favorita. Acudió a la frase tópica, inventada por Aznar, de "Váyase, señor Rajoy". Pero Rajoy se quedó impávido