El abecedario es algo más que las veintitantas letras para formar palabras. Aunque reconozcamos que se trata del invento más revolucionario de la Historia, más que la rueda o el fuego, que son artilugios que están en la naturaleza. El teclado incluye todas las letras y algunos signos. Con las letras se pueden formar acrónimos, cada vez más corrientes. Juan Alfonso Andrade Ortega se lamenta del abandono de los signos que abren las admiraciones o interrogaciones (¡, ¿). Son muy característicos de la escritura española. Es una lástima que desaparezcan en aras del ahorro de pulsaciones.
Lucas Mendoza me corrige: SMS es Short Message Service y no System, como yo decía. Me da igual. Lo interesante es que las siglas SMS se han transformado en un sustantivo que significa "mensaje" a través del teléfono. Acabaremos escribiéndolo "esemese", que es como se pronuncia.
Gabriel Ter-Sakarian me aclara la distinción entre siglas y acrónimos. Las siglas se leen como letras; son las iniciales de algún título. Por ejemplo, la UGT. En cambio, los acrónimos son palabras nuevas, derivadas de iniciales de palabras o a veces sílabas. Por ejemplo, la Renfe, la Eta, la Cía o Fenosa. Don Gabriel señala el caso especial del PSOE, que se dice "el pesoe" y a veces, irónicamente, "la pesoe". Don Gabriel dice que le revuelve las tripas el uso que se hace de la voz "metáfora" para indicar cualquier comparación, cuando es solo la sustitución de una palabra por otra. Añado que esa sustitución debe ser elegante e imaginativa. Por otro lado, opino que cabe también un uso metafórico de la palabra "metáfora". Por ejemplo, el libro de Susan Sontag, La enfermedad y sus metáforas. Quiere decir las imágenes asociadas con ciertas enfermedades. Bueno, tampoco lo tengo muy claro. La idea fundamental es que la polisemia es la gracia del idioma. La expresión "se me revuelven las tripas" es ya una metáfora.
Félix Juan Cabasés (Azpeitia, Guipúzcoa) advierte un gesto típico del lenguaje corporal de ahora. Es el de añadir "entre comillas" al pronunciar una palabra o una locución, a veces con el gesto de trazar las comillas en el aire con los dedos. Creo que es una imitación del inglés, como tantas otras. Es un gesto y una expresión para conferir ironía a lo que se dice. En inglés se necesita porque se trata de un idioma muy monótono. Pero el español es suficientemente expresivo y el tono de lo que se dice hace innecesario recurrir a eso de "entre comillas". Pero, en fin, si no se abusa de ese dispositivo, puede tener su utilidad.
Javier Vicuña (San Sebastián) señala que el gesto de frotar repetidamente los dedos índice y pulgar indica dinero en España y quizá en otros países. Es claro que se refiere al acto de contar los billetes. Puede que se comprenda solo en los países de ascendencia latina. Para pedir la nota al camarero queda muy vulgar el gesto indicado. Es más elegante trazar en el aire el gesto de echar una firma. Es como decir, "tráigame la nota". Claro, que lo auténticamente elegante es levantarse de la mesa del restaurante y no hacer ningún gesto de pedir la factura o de pagar. Encima, el camarero te da las gracias. Se supone que alguien desconocido va a pagar la factura y la propina.