José Antonio Martínez Pons (que es de Ciencias) aclara la cuestión del Sistema Internacional de Medidas. Aunque se sigan utilizando muchas medidas de origen anglosajón, el uso de los multiplicadores y divisores decimales hace que en la práctica caminemos hacia el sistema métrico decimal. En aeronáutica pesan todavía mucho las unidades inglesas. El antiguo caballo de vapor ha sido sustituido por el kilowatio de forma universal. En España tenemos el anacronismo del ancho de vía férrea, que es de seis pies castellanos.
Juan G. Nevado hace una interesante aportación al cómputo con los dedos, que tiene mucho que ver con las medidas tradicionales (no con el sistema métrico decimal, que decía yo). Tradicionalmente se contaba con una mano sobre los dedos de la otra. De ahí los múltiplos de tres (las tres falanges) y cuatro (los cuatro dedos menos el pulgar). Por ejemplo, el cómputo de fanegas, cuartillas y celemines repite esas unidades de tres y cuatro. Añado que ese cómputo de tres, cuatro, 12 y 24 se ha repetido en muchas culturas. Insisto en mi argumento de la facilidad de dividir con números enteros, pero la tesis de don Juan resulta fascinante. La tendré en cuenta y le echaré más pensamiento.
Cristino García me pide que le hable del número 40. Para él es el número perfrecto, pues es la suma de 28 más 12. Ignoro la magia del 28, aunque sí es conocida la del 12. Por ejemplo, 12 son los signos del Zodíaco. Veamos. El 40 tiene una gran significación simbólica en el mundo clásico. Los griegos celebraban el banquete fúnebre a los 40 días del fallecimiento. El Diluvio universal duró 40 días. 40 días esperó Moisés en el monte Sinaí a que Dios le diera los 10 Mandamientos. 40 años estuvieron los israelitas en el desierto de Sinaí. 40 días tardaron los exploradores que envió Moisés para que dieran cuenta de las maravillas de la tierra de Canán. 40 años duró el reinado de Salomón. Varias veces, a lo largo de la Biblia, el número 40 años significa la duración de un castigo o de un período de paz. Jesús ayunó 40 días después del bautismo. Los cristianos tenemos los 40 días de la Cuaresma para conmemorar ese ayuno de Cristo. Jesús estuvo 40 horas en el sepulcro. Tradicionalmente se ha dispuesto la cuarentena para los días que había que tener a los enfermos contagiosos en un lazareto. Recordemos los 40 ladrones de Alí Babá. El franquismo duró 40 años, un lapso bíblico. Franco habló al principio del ideal de los 40 millones de españoles. En nuestro mundo tenemos “los 40 principales”, el veterano programa musical de la radio. Los marinos hablan de los “roaring forties” (los rugientes cuarenta), que son unos vientos muy fuertes en torno a los 40º de latitud en los océanos. Es el mismo paralelo que determinó la Guerra de Corea. La sabiduría popular sostiene que “de los 40 (años) para arriba no te mojes la barriga”. Un signo de triunfo es “cantar los 40”. En la Guerra de Secesión norteamericana los federales prometieron “40 acres y un mulo” a los esclavos que fueran liberados. Naturalmente, la promesa no se cumplió, pero quedó como la clásica frase hueca de los políticos.
José María Escuder me envía este acertijo: “Ves unos zapatos de 97 euros. No tienes dinero, así que pides 50 euros a tu madre y otros 50 a tu padre. Ya tienes 100 €. Compras los zapatos y te devuelven 3 euros. Le das a tu padre 1 euros y a tu madre otro tanto. Te guardas el euro restante. Ahora le debes a tu madre 49 euros y a tu padre otros tantos. La cuenta es: 49 + 49 = 98. Si le añades el euro que te has guardado, tenemos que 98 + 1 = 99. ¿Dónde está el euro perdido?”. Don José María añade: “Imagínate lo que se podrá hacer con las megas cifras de los presupuestos de cualquier país”. Espero que algún libertario de Ciencias nos aclare el enigma. Supongo que es un acertijo de los sofistas griegos.