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Amando de Miguel

La languidez de la política

Al paso que van las cosas, nos esperan unas sesiones del Congreso bastantes tediosas, con tantos 'tenores' y 'jabalíes' que necesitan leer sus discursitos.

Mucho hablar de cambio, de nueva política, pero nuestros hombres públicos se siguen conduciendo con una parsimonia que alarma. Claro, no reciben bonus de productividad. Por lo menos hay un acuerdo en que la Justicia es demasiado lenta, pero tanto los legisladores como los gobernantes no se muestran más dinámicos.

Asombra el horario tan cómodo de los políticos. No rige para ellos la jornada de 8 a 3, aunque luego se les exija a muchos de ellos un trabajo extra durante los fines de semana. Pero nunca es sentados en los despachos sino aclamados por las turbas o con declaraciones aquí y acullá. Se quejan así de no tener tiempo para la familia. Aunque sospecho que esa protesta con la boca pequeña se puede interpretar como insincera. Más ostentoso es el dilatado periodo de vacaciones del que gozan los diputados y senadores. El ritmo de las sesiones del Congreso y del Senado (o de sus equivalentes regionales) tampoco parece estresante.

Ahora estamos viendo que las rituales consultas del Rey con los dirigentes de los partidos mantienen un ritmo bastante reposado. Además de los meses que hemos estado sin Gobierno y sin Cortes por mor de la campaña electoral, se añaden los conciliábulos después de las elecciones. Todavía cabe la posibilidad de un nuevo adelanto electoral, lo que extendería el vacío político varios meses más. Cualquier empresa u organización se vendría abajo con un ritmo de actividad tan moroso.

Al paso que van las cosas, nos esperan unas sesiones del Congreso bastantes tediosas, con tantos tenores y jabalíes que necesitan leer sus discursitos. Menos mal que las huestes de Podemos y los separatistas nos alegrarán con algunos números.

Se dice de ciertos dirigentes políticos que "saben manejar los tiempos". Parece una loa excesiva. En realidad, significa que, al no ser diligentes, desprecian el tiempo de los demás. El principio de que "el tiempo es oro" se aplica a todos los órdenes de la vida, menos a la política.

Es de prever que este año haya que redactar una Constitución. Se repetirá lo sabido: la comisión estará integrada por licenciados en Derecho y emplearán meses para acordar las cuatro reformas que se precisan. Me temo que el famoso consenso de hace medio siglo se lo ha llevado el viento.

Después de lo dicho, no extrañará que tantos españoles pasen de la política. Gracias a los tertulianos y los comentaristas se logra que una parte del público se interese algo por los asuntos públicos. Con todo, resulta mucho más constante el atractivo por el fútbol. Ya se sabe, "pan y circo".

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