Ya sé que la frase hecha es que "en todas partes cuecen habas", pero siempre me ha parecido que las habas son una leguminosa bastante rara. En cambio, las patatas son el alimento más universal que existe. Quiero decir que en todas partes surgen errores y disparates. Aportaré algunas ilustraciones. Si alguien se da por aludido que se lo tome con humor y resignación.
Juan Díaz López-Canti se lamenta de que la selectividad para entrar en el ciclo universitario la pasan nueve de cada 10 estudiantes. Y eso –añade don Juan– que no se les hace una prueba oral. Eso nos ahorramos de sufrimiento. Lo que ocurre es que el asunto es tan general y tan cómodo para todos que ya no escandaliza a nadie. Me consta que hay licenciados universitarios que prácticamente no han leído un libro entero en toda la carrera.
Chaim Lerner (desde Tel Aviv) me cuenta el taimado uso del politiqués que hace la ínclita presidenta de la Argentina para tergiversar y manipular el lenguaje. No es gran consuelo para un español, como no lo es que en la Argentina también coman papas. Don Chaim concluye su alegato con una cita de Orwell: "Si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje acabará corrompiendo el pensamiento". Podría ser un buen lema para esta seccioncilla de nuestros pecados. Hace 20 años que publiqué La perversión del lenguaje. Antes de que acabe el verano, daré a las prensas otro librito sobre el particular. Adelanto que no es una antología de estos artejos que dejo caer en "La lengua viva". Aquí solo soy el confesor o penitenciario. En el libro quiero pasar por teólogo del lenguaje.
Julio Iglesias de Ussel comenta el extraño caso de la decisión de Almunia (en nombre de la burocracia bruselense) que nos obliga a devolver no sé qué subvenciones millonarias. Se trata de algo que hicimos mal hace ocho años. El granadino contrasta ese dato con la queja sobre la lentitud de nuestra Administración Pública. En todas partes cuecen coles de Bruselas.
El mismo don Julio me envía una foto esclarecedora. Es el "método gaditano para guardar cola". Las personas que guardan cola ante una ventanilla de un centro oficial se sientan tranquilamente, pero colocan sus respectivos zapatos en fila para indicar el puesto correspondiente. ¡Y luego dicen que hay pocas iniciativas emprendedoras! Observo en la foto que alguno más listo coloca solo un zapato, no los dos.
Jesús Laínz narra con detalle que recibió una misteriosa llamada sobre un "máster en community mánager y posicionamiento web, modalidad presencial". Era simplemente una oferta para cambiar de compañía telefónica. Añade el montañés que la culminación del disparate son las "cenas de maridaje distinguido". Todo consiste en "dejarse llevar" por "gastrogestores". Esto ya no es el politiqués sino el socialés, es decir, la tontería institucionalizada. Espero más ejemplos sobre el particular.