No me refiero a la vetusta compañía aérea, que ahora ya no sabría decir en qué manos está. Es algo más simple y a la vez dificultoso. España y Portugal son dos naciones hermanas que deberían juntarse para formar un nuevo Estado dentro de la Unión Europea. La ciudad administrativa principal debería ser Lisboa. Se cumpliría así la constante europea de que las capitales se sitúan al lado del mar o de un río navegable. Aunque siempre se podría negociar una bicefalia Madrid-Lisboa. Los madrileños nos quedaríamos muy satisfechos si se llevaran a Lisboa algunos ministerios.
Antes de llegar a una solución bifronte, habría que resolver el lamentable espectáculo de que Lisboa no esté conectada por tren de alta velocidad con Madrid y París. De paso, se impone otra vergüenza: la línea Madrid-Irún de alta velocidad. La comunicación del AVE Madrid-Lisboa serviría para resolver la lógica exigencia de los extremeños para poder igualarse con los demás respecto a ese primordial medio de transporte.
La reconstitución de Iberia, aunque sea en una asociación de dos Estados, ayudaría a resolver el peliagudo problema de las llamadas "autonomías" en España. O quizá lo complicara aún más; no sé. Los Estados de la Unión Europea deben ser respetuosos con la realidad de que comprenden más idiomas que naciones. Por cierto, Portugal es uno de los pocos que se libran de tal situación.
Supongo que hay en Europa otros Estados con la misma vocación de unirse a sus vecinos. No tiene mucho sentido seguir con la situación actual de tantos compartimentos estancos. En qué cabeza cabe que los problemas de los incendios forestales, pongo por caso, se pueden resolver por separado con los efectivos de España y de Portugal. O la cuestión del turismo, o la de la lucha contra el terrorismo y tantos otros.
A decir verdad, la mentalidad propicia al iberismo se da más en Portugal que en España. Ambos Estados mantienen por separado una escala modesta de desarrollo. También hay que reconocer que ambos fueron imperios. Pocos miembros de la Unión Europea pueden decir lo mismo.
Hasta ahora las minorías iberistas se han movido sobre todo en los círculos (ahora dicen "ámbitos") literarios. Es la hora de pasar a un planteamiento más práctico de la cuestión.
Los más favorables a la Unión Ibérica serían los pueblos de habla española o portuguesa de América. Se comprende que una unión así atrae poco a nuestros amigos norteamericanos, ingleses o franceses. Todos ellos mantienen intereses en lo que malamente se llama América Latina.
Puede que mi propuesta suene a utópica, en el peor sentido de irreal o ficticia. Pero la alternativa de que España y Portugal sigan como hasta ahora me parece todavía más insegura. Así pues, no hay más remedio que hacer de tripas corazón. Es una expresión familiar que se dice igual en español y en portugués (fazer das tripas coraçao) y en ningún otro idioma, que yo sepa. Es la mejor demostración de la idea de tener que hacer algo por imperiosa necesidad. Habrá que demostrar al mundo un hecho novedoso: los pueblos ibéricos somos bastante prácticos. No todo va a ser melancolía y saudade.