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Amando de Miguel

El origen misterioso de algunas palabras

Coincido con don Ignacio en que ahora tenemos también horteras mujeres, pero ya en el sentido despectivo de vulgares, ignorantes, con pésimo gusto. El canal Tele 5 nos proporciona abundantes pruebas de lo que digo.

A propósito del origen de la palabra "albricias", Pedro Manuel Araúz me narra la historia de las palomas mensajeras que utilizaba Rotchschild para enterarse antes que nadie de los acontecimientos que podían alterar el resultado de la Bolsa. La historia me parece verosímil. No creo que el financiero fuera la primera persona en emplear ese medio de comunicación. Lo esencial es retener que la llegada de buenas noticias significa una recompensa para el mensajero. Esas son las albricias.

Ignacio Frías considera que el "hortera" también puede ser una mujer. En efecto, así es. Lo que yo decía era que, en el siglo XIX y primera parte del XX, el hortera era generalmente la figura masculina de un dependiente de comercio un tanto amanerado o remilgado. Coincido con don Ignacio en que ahora tenemos también horteras mujeres, pero ya en el sentido despectivo de vulgares, ignorantes, con pésimo gusto. El canal Tele 5 nos proporciona abundantes pruebas de lo que digo. En cuyo caso hay que decir que el hortera vende, y no digamos la hortera. Suele gesticular mucho, pintarse mucho, gritar mucho; todo mucho.

José Antonio Martínez Pons aduce que hay tres palabras –insoluble, irresoluble e indisoluble– que se parecen, pero que significan cosas algo distintas según el contexto. En efecto, "insoluble" es más bien una cuestión química, "irresoluble" es un problema e "indisoluble" es un contrato. Estoy de acuerdo. Añado que el factor común a las tres es que algo que es deja de serlo.

Jaume Tona me pide que amplíe lo de la "regla de tres". No tiene mayor misterio en el lenguaje corriente, que es lo que me interesa. La regla de tres es cualquier manera de razonar. Por ejemplo, "Por esa regla de tres que me dices, no habría que pagar impuestos". En un sentido escolar, la regla de tres consistía en establecer una proporción. Por ejemplo, "uno es a cinco como x es a 100". Así pues, x= 100.1/5= 20. Es la forma elemental de calcular un porcentaje. Digo que "consistía", en pasado, porque así la aprendí de niño. Pero las últimas promociones de estudiantes, según mi experiencia de profesor, desconocen esa forma de razonar. No sé cómo van a calcular el IVA o el descuento de una compra. Puede que esté yo mal informado.

Jesús García Castrillo defiende con vehemencia la tesis de que el euskera es un idioma traído por los canteros armenios a España en la Edad Media. Creo que es más bien una hipótesis, por cierto ya mostrenca, pero me parece inverosímil. No veo que en las provincias Vascongadas hubiera muchas razones para que allí se quedaran los canteros armenios. Pocos monumentos góticos se levantaron en el País Vasco. Por otra parte, los testimonios de romanos y visigodos se refieren a que en ese País Vasco habitaban unos pueblos levantiscos con sus propias lenguas y tradiciones. Pero yo no soy ninguna autoridad para documentar esos hechos. Me parece más verosímil la idea de que el vascuence sea el resto de una serie de lenguas prelatinas o ibéricas habladas en Hispania y en el Norte de África. Eso es lo que explica que en ese amplio territorio se encuentren algunos topónimos que nos parecen dichos en euskera.

Don Jesús sostiene que el origen de la voz "polvo" (en el sentido vulgar de la coyunda) proviene del latín "polutio". Creo que tiene razón, aunque sería mejor decir "pollutio" (= mancha, pecado). El verbo "polluere" quiere decir humedecer, mojar manchando. Todos recordamos lo de las "poluciones nocturnas". Está aclarado lo de "polvo".

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