Hay una regla no escrita, pero implacable, que señala la obligación de dedicar un espacio mínimo a Cataluña en los medios de comunicación, en diferentes secciones. Naturalmente, se incluye la de Deportes. Aunque esta sea solo una seccioncilla, el estudiante que alguna vez haga un trabajo sobre sus contenidos confirmará la regla indicada. Va a ser difícil apoyar la independencia de Cataluña si es un territorio que interesa tanto a los españoles. Digo "territorio" porque otra norma es que no se mencione la voz región. No vamos a discutir. Lo de comunidad autónoma fue un invento de los rusos para señalar las regiones con menos autonomía. Lo malo es que quien se dice autónomo desea lógicamente convertirse en independiente.
A veces considero que está todo dicho sobre la cuestión catalana, después de un siglo de repetir los mismos argumentos de uno y otro lado. Solo ha decaído el criterio de la raza, por la sencilla razón de que no hay forma de distinguir físicamente un catalán de un foráneo. Por eso se refuerza el rasgo de la lengua propia, aunque la catalana no sea muy propia de una gran parte de los habitantes de Cataluña. Conviene recordar que en casi todos los países europeos hay varias lenguas, aunque una de ellas sea la del conjunto de la nación. No hace falta que sea oficial; basta con que sea real.
De vez en cuando surge la propuesta de que los españoles (se supone que los de fuera de Cataluña) no consumamos productos fabricados en Cataluña. No creo que sea una iniciativa con éxito, pues acabaría perjudicando al común de los españoles. Además, el boicoteo de productos solo ha funcionado en raras ocasiones. Últimamente recibo correos y opiniones sobre tal asunto, pero con una novedad: ahora provienen de personas instruidas. Por tanto, va a ser difícil probar la hipótesis tradicional de que el prejuicio va unido a la falta de escuela. No reproduzco esas iniciativas para boicotear los productos catalanes porque sería una mala utilización de este espacio tan generoso. Pero debo registrar la realidad que comento. Empresarios catalanes, ojo al parche. Una cosa sí he observado, que en las etiquetas de muchos productos fabricados en Cataluña se hace difícil leer el dato de dónde proceden. Resulta extraño ese proceder del "buen paño en arca se vende".
Un libertario de gran prosapia en esta seccioncilla, José Antonio Martínez Pons, dice que se siente "mallorquín en un 75% y español, y así pienso morir". Siempre ha hablado mallorquín (aunque estudió en castellano) con sus paisanos, un idioma que considera diferente al catalán. Protesta por que ahora se intente sustituir el mallorquín por el catalán, por la incorporación de las Baleares a los Països Catalans, y todo ello basado en el odio a España. Añado que el presidente Mas dijo enfáticamente que "Cataluña ama a España, pero no se fía del Estado español". Caramba, Cataluña no se fía de Mas, pues él es el máximo representante del Estado español en Cataluña. ¿Cómo sabe Mas que Cataluña ama a España?
A José María Navia-Osorio le llama la atención un hecho en la fiesta de Esquerra Republicana de Catalunya. Resulta que su máximo dirigente aspira a la doble nacionalidad, catalana y española, para los habitantes de Cataluña. O sea que quieren seguir con el pasaporte español. Es de agradecer tal rasgo de generosidad. Don José María razona que le parece una propuesta aceptable. De esa manera los españoles todos podrían votar en Cataluña y nombrar a Albert Rivera presidente de la Generalidad. No caerá esa breva. Me imagino el pandemónium que sería el hecho de que todos los españoles tuviéramos por decreto doble nacionalidad, española y la de la región respectiva.