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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Vacaciones en Turquía

"Tenemos entre los diez personajes más influyentes del mundo, según Foreign Policy, a tres exponentes del islamismo, que desde distintos ángulos ponen en tela de juicio de modo rotundo el sistema de valores occidental, y en algún caso (el más importante, al Qaradawi, predicador estrella de Al Jazeera) defienden prácticas incompatibles con la Declaración Universal de Derechos Humanos."

"Tenemos entre los diez personajes más influyentes del mundo, según Foreign Policy, a tres exponentes del islamismo, que desde distintos ángulos ponen en tela de juicio de modo rotundo el sistema de valores occidental, y en algún caso (el más importante, al Qaradawi, predicador estrella de Al Jazeera) defienden prácticas incompatibles con la Declaración Universal de Derechos Humanos."
El Primer Ministro de Turquía en una rueda de prensa con la bandera de su país de fondo

Reproduzco estas líneas de Antonio Elorza, sacadas de un artículo suyo publicado en El País (18.8.2008) titulado de forma inverosímil "Las vacaciones del año 8", como si las vacaciones en Turquía tuvieran la misma importancia, que "la relación entre islamismo y terrorismo". A mí me resulta apabullante, pero al mismo tiempo sé que, mientras explotan bombas y funcionan tanques, millones de personas se interesan muchísimo más por el clima, las vacaciones, los Juegos Olímpicos de Pekín... lo que sea salvo la realidad, salvo las guerras.

Para los que tienen, como yo, el admirable privilegio de la edad y que no han perdido totalmente la memoria, estos tiempos recuerdan los años treinta en este rincón del mundo, cuando en Francia, pongamos por caso, los congés payés (vacaciones pagadas), eran más importantes para la izquierda que nuestra guerra civil, las agresiones nazis contra Checoslovaquia, el Pacto nazi-soviético, etc. Esta afición popular profunda a "vivir bien y sin líos" condujo los franceses a no combatir a los nazis en 1939.

Siempre son peligrosas las comparaciones históricas, porque por los años 30 los totalitarismos comunista y nazi fueron monstruos tan eficaces y mortíferos que ya quisieran Bin Laden, al Quaradawi y demás locos de Alá lograr tales éxitos. Nada me cuesta reconocer una evidencia: Occidente, y concretamente Europa, constituyen mundos, a la vez de lo más civilizado, humanista, progresista, y de los más bárbaro. Claro que no somos los únicos bárbaros surgidos en una vieja civilización. La china de Mao y la Cambodia de Pol Pot son buenos ejemplos de este aquelarre. Alemania, convertida con entusiasmo a la barbarie nazi, era (y volvió a serlo) uno de los países más civilizados del mundo.

Pero bueno, en cada época la libertad tiene sus enemigos. Porque de lo que se trata es de la libertad, y que no nos vengan con cuentos. Cuando en éstos últimos años se nos presenta la situación en Turquía como la lucha entre la democracia islámica y la reacción laica, es para sacar la pistola. Los sociatas españoles, que hacen del laicismo en España, en donde no peligra, uno de sus más importantes campos de batalla, cuando van de vacaciones a Turquía, con o sin Elorza, deciden que allí el laicismo es el enemigo, y el islam "moderado" de Erdogán la democracia. No hay islam moderado, ni democrático, sólo diferentes grados de intolerancia, fanatismo y crimen.

Desde luego que la situación en Turquía es compleja, y sin ser tan experto como Antonio Elorza en el tema de las guías turísticas, y resumiendo mucho, pienso que lo de Turquía es un barullo de intereses contradictorios. Si no, ¿qué me dicen de la insurgencia kurda y sus guerrillas y atentados, el pujante islamismo integrista, el sector ciudadano laico y democrático, y el ejército, guardián de la constitución, y sus anhelos por entrar en la UE para favorecer a la vez la economía del país y desarrollar la lenta y segura invasión musulmana de Europa?

Fotografía de una urna vacíaSiendo sumamente bondadoso, me imagino que quienes consideran que Erdogán y su islam "moderado" constituyen la única fuerza democrática turca se basan en el hecho de que han ganado elecciones. Desgraciadamente, las cosas no son tan sencillas. Sobran los ejemplos de mayorías reaccionarias, y hasta antiparlamentarias, que ganan elecciones sin que sea necesario citar una vez más el trágico ejemplo de Hitler en Alemania. Recientemente contamos con la victoria de Hamás en Gaza, totalmente falsa, pero también saludada por al izquierda europea como una victoria de la democracia; o Chávez en Venezuela. Y ¿cuántos dictadores en África?

En ciertas circunstancias, ser mayoritario no significa ser demócrata. Tal es la ley y la contradicción de la democracia representativa. Además, en países sin tradición democrática, como Turquía, a mí nadie logrará convencerme de que en las regiones rurales de tradición musulmana no se vota mayoritariamente según lo que decidan los imanes, o como se llamen en Turquía, y que si los votos no son suficientes, los "democráticos" se entiende, ya habrá quien añada lo que haga falta. Eso lo hacían, cuando existían, los comunistas en su "cinturón rojo" de París. ¿No van a hacerlo los "moderados" turcos en las zonas analfabetas de su país?

Se ha dado mucha importancia a la cuestión del velo islámico en la Universidad tuca, y efectivamente, si se mira desde las playas democráticas, sin sol debido la calentamiento del planeta, ¿qué importancia puede tener ese detalle indumentario? Pues resulta que tiene una importancia enorme para los musulmanes, porque es un símbolo, y si los símbolos tienen siempre su importancia, mucho más para los beatos del Corán. Imponer el velo islámico en las universidades, presentándolo además como un derecho democrático, constituía el símbolo de la conquista islámica de la sociedad turca y de la servidumbre coránica de las mujeres. Porque el islam –¿cuántas veces habrá que repetirlo?–, moderado o no, terrorista o no, siempre representa la servidumbre de las mujeres, la explotación de los pobres y la censura? Een Madrid pudo representarse una pésima obra de teatro subvencionada por el PP titulada Me cago en Dios y no pasó nada, aunque hubo críticas dentro de la lógica democrática. En cualquier país musulmán, moderado o no, presentas la obra Me cago en Alá y te condenan a muerte. Lo que acabo de escribir es utópico, pues en ningún país musulmán, moderado o no, a nadie se le ocurriría una tal blasfemia, porque el terror cotidiano está muy interiorizado.

No sé si Antonio Elorza estaría de acuerdo conmigo cuando digo que ahora el peligro totalitario islamista se sustituye, como amenaza a la libertad, a los difuntos totalitarismo nazi y comunista (me temo que no). Por ahora ha matado mucho menos, pero lleva camino de recuperar su retraso. Por ejemplo, con un Irán potencia nuclear; y entonces...

Pese a las diferencias entre el periodo de los años 30/40 y la época actual, hay, como dije, algo que se le parece mucho: las vacaciones uber alles!

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