"Existen señales –escribía Boaz – de una posible vuelta a la senda de los gobiernos limitados y de las libertades expandidas. Con el desplome del comunismo, apenas existe ya un apoyo a la planificación centralizada."
Libertarianism fue traducido y publicado por la Editorial de la Fundación faes, Gota a Gota, en marzo de 2007 con el título Liberalismo. Una aproximación. Probablemente a rebufo de lo que sucedía en Norteamérica, el resucitar del liberalismo empezó a notarse en España a partir del triunfo electoral del PP en 1996. En 1991 José María Aznar había creado la Fundación para el análisis y los estudios sociales (faes) con la idea de profundizar, revitalizar y difundir las ideas liberales. Federico Jiménez Losantos creó la revista La Ilustración Liberal en 1999, y en 2000 el periódico online Libertad Digital.
Fue entonces cuando se comenzó a hablar de liberalismo en tertulias radiofónicas. Gentes del mundo de las letras y de la política empezaron a interesarse en profundizar en las ideas liberales y en la historia del liberalismo español. Podríamos decir que con el Gobierno de José María Aznar el liberalismo se puso de moda.
Los llamados intelectuales de izquierda que, como Indalecio Prieto, están seguros de ser socialistas a fuer de liberales, no pudieron soportar que esa derecha española, que para ellos siempre será heredera del franquismo y por tanto moralmente execrable, enarbolara la bandera de la libertad. De ahí que decidieran que ese resurgimiento del liberalismo era un "neoliberalismo" (la expresión que habitualmente usan cuando quieren descalificarlo) defendido por los sectores más conservadores de la derecha española.
No sé si David Boaz seguirá manteniendo ese optimismo que le llevó a escribir su libro, ya que conozco poco los entresijos de la vida intelectual y política de Estados Unidos, pero sí creo que en España, a quienes nos ilusionamos en esos últimos años con lo que podría haber sido el renacimiento de un liberalismo enraizado en el decimonónico no nos quedan muchas razones para seguir siéndolo.
Desde que Zapatero ganó las elecciones en el año 2004, el aparato de propaganda socialista ha redoblado sus esfuerzos para convencer a los ciudadanos de que la defensa de la libertad ha sido patrimonio de la izquierda y de que aquellos otros que pretenden llamarse liberales son, sencillamente, falsarios que tratan de disimular unos modos y unos principios propios de la derecha más extrema.
Pero es que, además, en los últimos meses, desde que los ciudadanos dieron a Zapatero la legitimidad para seguir gobernando, parece como si la izquierda diera por ganada su batalla antiliberal y hubiera incluso convencido a los sectores más conservadores de la política española de que la lucha por la libertad no es asunto que importe hoy a los españoles. Así, el pasado mes de marzo, nada más ganar Zapatero las elecciones, vimos cómo Mariano Rajoy no sólo se arrepentía de haber sido demasiado combativo durante cuatro años, sino que además apartaba a los "aznaristas" (o sea a los liberales) de su lado. Poco después, Federico Jiménez Losantos fue sentado en el banquillo y condenado a pagar importantes sumas de dinero, dicen que por faltar al honor de sus querellantes.
Además, en este último año hemos sido testigos de la intransigencia del Gobierno con los padres objetores a esa asignatura político-moral que es Educación para la ciudadanía y de su indiferencia ante la decisión del Gobierno catalán de impedir que los hijos de los españoles que viven en Cataluña se eduquen en su lengua materna.
Una intransigencia y una indiferencia que han sido recibidas con una impasibilidad sorprendente por la mayoría de los españoles, que parecen dispuestos a aceptar como asuntos baladíes estos y cuantos atropellos a la libertad individual se les ocurran a los socialistas que nos gobiernan. David Boaz puso fin al cuarto capítulo de su libro, titulado La dignidad del individuo, con estas palabras:
Como afirman a veces los liberales: "Los conservadores desean ejercer el papel de padres, decir a los ciudadanos lo que deben y no deben hacer. Los socialdemócratas quieren reemplazar a las madres, alimentar a los ciudadanos, vestirles, limpiarles la nariz. Los liberales sólo desean tratar a los ciudadanos como adultos". El liberalismo es por tanto la clase de individualismo más apropiada para una sociedad libre: trata a los adultos como tales, les permite tomar sus propias decisiones incluso cuando cometen errores, y confía en su capacidad de encontrar las mejores soluciones para vivir sus propias vidas.
Quizás ocho años de Gobierno de una derecha liberal no fueron suficientes para mostrar a los ciudadanos españoles que merecía la pena luchar por una sociedad libre en la que, parafraseando a David Boaz, los adultos sean tratados como tales y se le permita tomar sus propias decisiones incluso cuando cometen errores.
Quizás la mayoría de los ciudadanos españoles tenga miedo a la libertad, y antes de asumir la responsabilidad de sus propias decisiones y de tener que organizar sus vidas de acuerdo con sus propios intereses, valores, ideales o creencias, prefiera que se le diga lo que debe y no debe hacer, y que el Estado cuide de ella, le alimente e incluso "le limpie la nariz".
O quizás, como dijo Hayek en Camino de servidumbre, "Saber que luchamos por la libertad para forjar nuestra vida de acuerdo con nuestras propias ideas es mucho, pero no bastante. No es suficiente para darnos las firmes creencias necesarias para luchar contra un enemigo que usa la propaganda como una de sus armas principales, no sólo en sus formas más ruidosas, sino también en las más sutiles."