Tienen razón los de Podemos al denunciar la situación de deterioro del gobierno de Rajoy. Incluso están cargados de argumentos para promover una moción de censura contra el Gobierno, entre otros motivos, porque es imposible hallar en la UE un partido de gobierno tan corrupto como el PP. Todo eso es cierto, pero la moción de censura no prosperará, sencillamente, porque el PSOE no tiene autoridad moral para respaldarla. Sí, una moción de censura por corrupción nunca será respaldada por los socialistas. Nadie olvide la historia: el PSOE de Felipe González, el PSOE que terminó con muchos de sus líderes en la cárcel, fue el modelo del PP de Rajoy. Además de la historia de corrupciones del PSOE, existen otros muchos motivos por los que el Grupo Parlamentario Socialista no apoyará la moción de Podemos: por venganza ante la pasada negativa de Iglesias al pacto de Sánchez con Rivera, por creer que el único objetivo de Iglesias es acabar con el PSOE, en fin, por lo que ustedes quieran, Podemos se quedará solo.
Pero eso no significa que la propuesta de Podemos no tenga sentido. Al contrario, Podemos tiene algo de lo que carecen el resto de partidos: autonomía para plantear iniciativas políticas. Quizá no les salga bien la moción de censura, pero eso no significa que no tengan políticas concretas. Las tienen y muy serias, y están coadyuvando a un cambio de la opinión colectiva. Miren las últimas encuestas y verán cómo Podemos casi iguala en expectativa de votos al PP. Podemos, sí, a la hora de hacer política tiene mil carencias, pero, hoy por hoy, son los únicos que hacen política, o mejor, tienen una política. No son unos locos y aprovechan muy bien su actual poder. Todos los días lo dejan claro: han venido para arrebatarles el poder a los del PP y, vicariamente, a absorber al PSOE; basta, pues, de ideologemas baratos para analizar qué pretenden los de Iglesias; basta ya de repetir la fórmula socialista de Susana Díaz, a saber, Podemos es el mejor aliado del PP. Falso. Podemos quiere eliminar, primero, al PP y después desplazar al PSOE. Confundir ese orden es no entender nada de lo que está pasando en España.
Podemos es la tercera fuerza política en el Congreso de los Diputados y están utilizando con descaro ese poder. No hay medio, instrumento o procedimiento democrático que se le resista. Extraen rendimientos de todos los mecanismos de la democracia. ¿Tropezarán ahora con la iniciativa de la moción de censura? No lo sé, pero tiendo a cuestionar a quienes dan por sentado que los podemitas fracasarán en la utilización de este serio instrumento que la Constitución española pone en manos de la oposición para cambiar el Gobierno sin pasar por el trámite electoral. La moción de censura puede, ciertamente, no triunfar en términos democráticos, pero ellos ya le están sacando partido. Promoverla denunciando la corrupción es una manera de acentuar la deslegitimación y corrosión del Gobierno de Rajoy. Quizá tengan razón quienes critican la forma de plantear la moción de censura, pero nadie debiera despreciarla con la displicencia que lo ha hecho Rajoy.
Hay un detalle que no debería pasar desapercibido para el resto de los partidos, a saber, Podemos presenta la moción de censura en nombre de la sagrada Moralidad. Iglesias no se cansa de repetir que es un imperativo ético desalojar del Gobierno a los corruptos. Cuando la moralidad sustituye a la política, entramos en terrenos peligrosos… Para Podemos, como para todos los partidos políticos de carácter plebiscitario y populista, todo es utilizable y objeto de politización, especialmente la moral, los principios abstractos y la definición utópica del bien y el mal. Con esta iniciativa Podemos se arroga, en primer lugar, nada más y nada menos que el poder definir una situación excepcional y, en segundo lugar, hablar en nombre de todos a través de la defensa de la patria. Se presentan como los genuinos representantes de la pura moralidad. Los partidos que no apoyen la moción son, según Podemos, unos inmorales. Por lo tanto, no les importa que esa moción de censura fracase, porque lo importante es, frente a la política corrupta, sacar a pasear el músculo moralista. Ellos son los incorruptibles. Da igual que con esa amenaza se vacíe de sentido político, concreto y real la institución de la moción de censura, porque lo decisivo es que Pablo Iglesias, como Robespierre, Lenin, Stalin y Hitler, aparezca como el principal salvador de la patria en nombre de la moral.
Es tan generoso Iglesias que no se preocupa ni siquiera por el nombre del candidato que sustituya a Rajoy en la presidencia del Gobierno. Tampoco les importa no obtener la mayoría parlamentaria para vencer a Rajoy. El comportamiento negativo del resto de los partidos políticos en el Parlamento no cuenta para presentar su moción de censura. A Podemos, ciertamente, no le importa la realidad. Es asunto decisivo siempre en la política de Podemos dejar patente que, por encima de las circunstancias concretas, reales y palpables, está, como siempre defendió la filosofía nacionalsocialista y comunista, la posibilidad de cambiar todo. Podemos es el posibilismo revolucionario posado en su extremo. Mantener siempre abierto lo posible, aunque sea al precio de destruir lo real –en este caso no tener mayoría en el Parlamento para derribar al Gobierno–, es el fundamento del populismo de Podemos. Fue también la base para que Hitler, en Alemania, pusiera cuerpo, o sea, cabeza, tronco y extremidades al espíritu que habían creado los filósofos populistas, nazis, del período de entreguerras. Esto no lo digo para despreciar a Podemos, como hacen muchos analistas políticamente correctos de la democracia española, sino para tomárnoslo muy en serio.
Frente a quienes los desprecian por carecer de estrategias, afirmo que Podemos, sí, tiene una política a corto y medio plazo. Para Podemos, sí, todo es posible. Esa su política. Puede amenazar con presentar una moción de censura sin candidato, sin programa alternativo de gobierno y sin apoyo de la oposición, e incluso dejando abierta la posibilidad de no presentarla porque no fuera apoyada por las bases, y ya ha ganado. Si eso no es éxito, entonces que venga Dios y lo explique. Una simple amenaza, sí, la apelación a presentar una moción de censura a Rajoy para desalojarlo del poder, consigue movilizar, o peor, hacer comer al entero sistema político en las manos de Podemos, pero la mayoría de los analistas políticos y, por supuesto, los otros partidos políticos desprecian y se ríen de Pablo Iglesias. Hacen mal. La mayoría de analistas políticos reducen la cosa a una ocurrencia sin sentido de Iglesias, pero olvidan lo decisivo que no es otra cosa que Podemos marca la agenda política. Y no sólo lo está consiguiendo sino que, además, es el único partido que conserva su propia autonomía de la que carecen el resto de fuerzas políticas a la hora de plantear grandes desafíos políticos. PSOE y Ciudadanos, por desgracia, carecen de ella, porque la tienen hipotecada a Rajoy… Y el PP está preso de la corrupción.
Espectáculo, sí, es lo que ofrece todos los días Podemos, pero no se diga que eso es todo. Podemos tiene algo más que una táctica política para no morir mañana. Podemos tiene fines y estrategias. En fin, la amenaza de la moción de censura es algo más que un programa más de televisión, o sea, de basura política.