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Agapito Maestre

La batalla de la libertad

La covid-19 se ha convertido en la principal aliada de un Gobierno represor y autoritario.

O ganamos la libertad o no hay nada. O terminamos con el estado de alarma o nos seguirán matando como animales de engorde. O echamos a esta gente del poder o instalarán definitivamente una dictadura de polichinela. Por lo tanto, quede claro la cosa: no me voy a callar ante ningún poderoso. Luché contra Franco y voy a seguir luchando contra la gente que me ha encerrado en mi casa. Sí, estamos bajo arresto domiciliario, aunque haya millones de españoles que no quieran enterarse de lo que está pasando. Son los mismos que tragaban con todo por la paga del 18 de Julio que daba Franco. Son los siervos de los socialistas y los comunistas, son los arrastrados de los separatistas y los demócratas de boquilla. ¿Dónde está la señora Arrimadas y su cuadrilla?, ¿está con los represores o con el hombre libre?, ¿está buscándose un mendrugo de pan con los dictadores o levantará su voz contra ellos? Aquí no hay terceras vías: o se está con la chusma o se está con el ciudadano. Quien duda de esta alternativa forma parte de esos millones de siervos voluntarios, esa multiplicidad animal, que utilizan los dictadorzuelos de la Moncloa y sus aparatos represores, televisiones y medios de comunicación, contra la protesta ciudadana del hombre libre.

La multiplicidad animal es el instrumento clave para silenciar la pluralidad de españoles que nos manifestamos contra el estado de alarma. Persistiremos con los pocos medios que tenemos contra el arresto domiciliario impuesto por unos partidos políticos sin apenas legitimidad democrática. ¿Cómo puede tener representación parlamentaria un partido con 18.000 votos? Eso es tan escandaloso como los exterroristas que ocupan un montón de escaños sin haber obtenido ni 100.000 votos. Ya está bien de rollos legales. Digámoslo sin cortapisas: los partidos políticos españoles son unos ladrones. Todos forman parte de una cueva de ladrones, porque no hay representación proporcional. La famosa regla d´Hont es una triquiñuela para justificar las tropelías de este personal sin conocimientos y sin moralidad alguna. No diré que esto es un "Estado fallido", porque esto es solo una frase… Y ahora no estamos para imposturas y frasecitas de profesorcitos sociatas. En su lugar, protestaré y lucharé por ser libre.

Protestemos de todo aquello que nos impida ejercer nuestra libertad. Saquemos la bandera de España, gritemos en los balcones, golpeemos las cacerolas, salgamos a la calle, chillemos a favor de la libertad, de todas las libertades, se llamen como se llame. Queremos libertad de mercado, de movimiento, ayudemos a los pequeños y a los grandes comerciantes, corramos a golpe dialéctico a los parásitos… Llamémosles por un verdadero nombre: ladrones de nuestras libertades. Usemos todo los medios legítimos para defender la libertad. Protestemos para quitar a esta gente del poder. Por mi libertad lucharé contra esos dictadores de cartón piedra. ¿Qué estoy solo? Quizá. Pero tengan cuidado. Uno solo vale más que millones de individuos sin cerebro y sin deseo de libertad. Reitero: no me voy a callar. Vamos al lío. Vamos a la calle. Vamos donde haga falta y echemos a este personal del poder antes que acaben con lo que queda de nación.

Luché contra Franco y seguiré luchando contra esta gentuza que no me deja caminar por las calles. Luché contra Franco y lucharé contra este Gobierno de inútiles y criminales de guante blanco. Luché contra Franco y no voy a cesar de gritar contra estos políticos que niegan la genuina política. Los seres libres solo tenemos que dar una batalla. Se llama libertad. O conquistamos nuestra libertad o morimos. Es menester que utilicemos todos los medios a nuestra disposición y empecemos por denunciar lo evidente, a saber, el virus chino es el principal resorte del Gobierno de Sánchez-Iglesias. Es el único reservorio de Sánchez y su tropa para mantenernos en arresto domiciliario. La covid-19 se ha convertido en la principal aliada de un Gobierno represor y autoritario. Por lo tanto, todos los que han votado en el Congreso de los Diputados para que sigamos presos en nuestros domicilios son cómplices de un Gobierno totalitario.

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