Al margen del malestar que se ha generado en el interior del PSOE por el encuentro de Bono y Zapatero con los dirigentes de Podemos, sobre esa reunión pueden sacarse muchas enseñanzas para el futuro de la izquierda en España. En primer lugar, no prestemos demasiada atención a quienes afirman que nada tiene en común Podemos y el PSOE. Eso es radicalmente falso. El PSOE comparte con el grupo político emergente más importante de España no sólo tradiciones sino también objetivos muy concretos. Por ejemplo, ya me he referido por extenso, en otro lugar, sobre el clima espiritual y político creado por Raúl Morodo, cuando fue embajador de España en Venezuela, con la ayuda directa de Zapatero y Bono, a favor del régimen bolivariano de Hugo Chávez Frías, que han promocionado con gusto los dirigentes de Podemos por toda España. Pero, además de esa simpatía de podemitas y socialistas por el régimen bolivariano, es obvio que tienen otros muchos rasgos en común: odio visceral al PP, a sus líderes, al liberalismo y al conservadurismo, etcétera. También comparten una estrategia común de fomento del odio a los ricos de la derecha (nunca a los millonarios comunistas y socialistas) y de potenciación de la envidia de los pobres frente a los ricos; por supuesto, los dos grupos juegan con promesas simples para resolver los problemas económicos y, finalmente, tienen una estrategia muy similar a la hora de manipular la historia de España que, dicho sea de paso, les hace imposible concretar una idea de nación.
No es, pues, sensata la opinión de quienes consideran que PSOE y Podemos son fuerzas políticas radicalmente diferentes. Podemos, como Syriza en Grecia, ya forma parte del sistema político, y su máxima aspiración es, también como en Grecia, ocupar el espacio socialista. La disolución del Pasok griego en Syriza es trasladada a España y, sin duda alguna, sería bien vista por Podemos y, lo que es más importante, por algunos dirigentes socialistas. Por eso, es tan urgente y necesario pensar en términos políticos la entrevista entre Bono y Zapatero por un lado, con Iglesias y Errejón por otro. Dos asuntos son relevantes para fijar opinión sobre ese encuentro: primero, el objetivo común de los dos partidos por derrotar al PP y, segundo, Podemos estaría dispuesto a asumir una parte decisiva del ideario político del PSOE para llegar al poder. He ahí la especial circunstancia que tendrá que salvar la izquierda española dentro del proceso de reestructuración de la socialdemocracia en el Sur de Europa. En este punto, nadie se engañe, España podría estar en un proceso similar al de Grecia.
Pero, antes de seguir, diré, sobre todo para que nadie confunda esta opinión con juicios dogmáticos u opiniones subjetivas montadas sobre mis propios intereses, que todas las perspectivas y opiniones son necesarias para formarse un juicio político sobre la nueva vertebración de la izquierda española. Todo está abierto en canal. Quien piense la política, quien analice un tema determinado de la vida política, tiene que considerar necesariamente las opiniones de diferentes puntos de vista sobre el asunto. Cuantos más enfoques tenga presente el analista que valora una determinada cuestión, y cuanto mejor pueda imaginarse, según diría Hannah Arendt, cómo sentiría y pensaría si estuviera en lugar de otros, tanto más fuerte será su capacidad de pensamiento representativo y más válidas sus conclusiones, su opinión política.
Me pongo, en efecto, en la cabeza de Zapatero y Bono en su reunión con los principales dirigentes de Podemos, y no puedo dejar de considerar que estos dos personajes siguen haciendo política para su partido o, quizá, para asimilar su partido al de Podemos, o mejor, para montarse en un tren en marcha hace ya más ocho meses. Tengo que ponerme en sus cerebros para extraer con claridad y precisión la opinión política que ha llevado a estos personajes a reunirse con el núcleo duro de Podemos. Zapatero y Bono han reaccionado ante la mala situación en la que se encuentra el PSOE. Zapatero y Bono son perfectamente conscientes, primero, de las buenas expectativas electorales, según todas la encuestas, de Podemos con respecto al PSOE; en segundo lugar, no aprecian demasiado el débil liderazgo de Pedro Sánchez al frente de la Secretaria General del partido; en tercer lugar, saben muy bien que el PSOE, salvo en Andalucía, tiene un poder muy débil en España, incluso en algunos lugares, por ejemplo, en Cataluña el socialismo ha sido borrado del mapa.
Con esos datos, y otros muchos que no les doy para no cansarlos, parece lógico que Zapatero y Bono hayan querido explorar una relación a largo plazo con Podemos ante la carencia de un programa atractivo que la nueva dirección del PSOE pudiera ofrecer a los ciudadanos para vencer al PP. Más aún, me atrevo a decir que quizá hayan querido rendir un último servicio a España, porque ellos crearon un problema que no ha conseguido resolver y que quizá lo solucione Podemos. Los dos líderes socialistas le habrían ofrecido a Podemos su colaboración, naturalmente, a cambio de algo muy concreto y visible para toda España, a saber, que Podemos acabe con los ansias independentistas de Esquerra y CiU.
¿Significaría ese trueque la destrucción, o mejor, la metamorfosis del PSOE en Podemos? Quizá. Pero lo importante ahora es resaltar que Zapatero y Bono habrían buscado en esa reunión con Iglesias y Errejón una salida al gran problema del PSOE y de España: os ayudamos a conquistar el poder, o sea lograr la mayoría absoluta, habrían dicho el expresidente del Gobierno y el expresidente de las Cortes, a cambio de que no permitáis la independencia de Cataluña. Sin duda alguna, a Podemos le vendría muy bien, obviamente, los votos del viejo socialismo catalán y del antiguo PSUC, para gobernar en el resto de España. ¿Por qué entonces tendría que despreciar Podemos la ayuda que le brindan Zapatero y Bono, aunque no sea en nombre de todos los socialistas? Al contrario, estarían encantados y, de paso, se ahorrarían mucho trabajo de organización del partido en Andalucía, que dejarían de momento en las manos de los de siempre, las de González y Guerra. Independientemente de que la maniobra de Zapatero y Bono pudiera interpretarse como un acto de generosidad hacia su nación, sería una manera eficaz y rápida de suavizar algunos planteamientos revolucionarios o anti sistemas que, dicho sea de paso, cada vez son menos relevantes en los discursos de Podemos, hasta el punto de que este partido podría ser la nueva marca de la socialdemocracia española. Sería la vuelta a la semilla, disfrazado de una vuelta a los orígenes, bajo la égida de un nuevo Pablo Iglesias. En fin, a cambio de la absorción del PSOE en Podemos, éstos asumirían con facilidad la parte central del ideario socialista. Dejarían de ser la conciencia moral, o mejor, desgraciada del PSOE para convertirse en el nuevo PSOE: Podemos Socialista Obrero Español.
¿Creen descabellada esta opinión? Quizá esté suponiendo demasiada inteligencia y perversidad en las cabezas de Bono y Zapatero. Quizá tenga un punto excéntrico en la manera de expresarlo. Quizá sea, pues, descabellada. De acuerdo, pero no es menos cierto que, cuando se le ha preguntado a Pablo Iglesias por este encuentro político en casa de Bono, ha respondido con simpatía por los personajes socialistas; más aún, no se le ha ocurrido a él, ni por supuesto a los periodistas ruidosos que le hacían preguntas falsamente impertinentes, decir nada contra Zapatero y Bono que, por otro lado, serían dos egregios personajes de la casta política que tanto desagrada a Podemos. La entrevista que le hicieron en La Sexta, el sábado pasado, a Pablo Iglesias corrobora mi afirmación: los periodistas callaron ante lo obvio, o sea que Zapatero y Bono son "casta de casta", pero Podemos se reunió de buena gana con ellos y, además, el propio Pablo Iglesias aplaudió con generosidad la trayectoria política de sus interlocutores. No creo que este reconocimiento lo hiciera únicamente por la simpatía desbordante que Pablo Iglesias comparte con Bono y Zapatero por el régimen bolivariano de Venezuela…
Así las cosas, no desprecien, queridos lectores, la opinión aquí expresada, que muy sintéticamente diría: Zapatero y Bono disuelven el PSOE en Podemos a cambio de que estos últimos paren el secesionismo catalán.