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Pablo Planas

Sánchez, un cadáver moral "luchando" contra el fango

El documento sólo muestra la abismal distancia que hay entre Sánchez y la realidad. Si Mazón es un cadáver político, Sánchez es un cadáver moral.

Teresa Ribera interviene en el Comité de Crisis por la DANA, junto a Pedro Sánchez y María Jesús Montero. | EFE

Mientras sigue el recuento de cadáveres y desaparecidos en Valencia, Pedro Sánchez ha dado orden de difundir un vídeo a través de la red social X que es sin lugar a dudas el testimonio más impactante de cuantos se han visto hasta ahora sobre la gota fría. Ni las más violentas imágenes de la catástrofe ni las estampas sobre los trabajos de desescombro y limpieza superan en horror a las que Moncloa ha colgado en su cuenta.

Decenas de miles de voluntarios todavía están limpiando las calles de unas localidades cuyos vecinos creían vivir en el primer mundo hasta el pasado 29 de octubre. Ahora mismo y según cuentan los afectados, el hedor en algunas zonas es insoportable, se recomienda no beber agua del grifo y hay enclaves habitados donde la ayuda oficial aún no ha llegado. En estos momentos las condiciones de salubridad son mejores en el barrio más pobre de Bombay que en Chiva, Paiporta o Masanasa, por citar sólo unos pocos del centenar de municipios más afectados por las riadas.

En medio de ese contexto emerge en X un documento fundamental para entender lo que ha ocurrido en Valencia. Se trata de las imágenes del comité de seguimiento de los efectos de la DANA (depresión aislada en niveles altos) celebrado en Moncloa el pasado domingo por la mañana, a las 10:44 a. m. En ellas se puede apreciar el look de fin de semana del presidente Sánchez, que viste para la ocasión un jersey de campaña de color arena con cuello de cremallera, una prenda estilo Zelensky en guerra. También aparece el ministro Bolaños, que luce una chaqueta marrón con coderas. Y Ángel Víctor Torres con la vicepresidenta María Jesús Montero (camisa blanca y chaleco morado de la línea femenina del Joker) junto a Margarita Robles, de verde pizpireta.

Tampoco se quisieron perder la reunión el vicesecretario de comunicación y el director de gabinete de Sánchez, así como Yolanda Díaz, un señor con un chaleco de Protección Civil, un general con el traje de paseo de los bomberos y hasta Teresa Ribera, que hizo un alto en su preparación para comisaria de la Unión Europea y aprovechó para promocionar el reciclaje textil con una estupenda chaqueta de patchwork. Y es que Ribera no da puntada sin hilo y ni un palo al agua. La ministra de Sanidad Mónica García fue otra de las que no se perdió el evento monclovita.

En la cita se conectaron con Óscar Puente, que a esas horas ya estaba en su despacho del Ministerio de Transportes, y con la Delegación del Gobierno en Valencia, donde parece apreciarse al fondo de la imagen al titular de Interior Grande-Marlaska y a la ministra Morant.

Así pues, todos en sus puestos, hechos unos pinceles, de domingo, informales pero elegantes. Las imágenes carecen de sonido pero se aprecia clarísimamente cómo Sánchez da instrucciones, reparte tareas y alumbra magistrales soluciones en una sala impoluta, magníficamente iluminada, provista de todas las comodidades. El lugar de cada participante está señalado por un letrerito con su nombre y preciosas jarras de agua clara brillan en la monumental mesa. Las banderas de España y la Unión Europea presiden la sensacional estancia. Poderío en estado puro. Luchando contra el fango.

Alguien en Moncloa, probablemente el director de gabinete de Sánchez, cree que ese vídeo favorece a Sánchez. Bien, es su problema. El documento sólo muestra la abismal distancia que hay entre Sánchez y la realidad. En ese mundo de la Moncloa, Sánchez es un tipo valiente disfrazado de militar que sacrifica hasta los domingos si hace falta por un pueblo que no le merece. En el mundo real, Sánchez escapó en Paiporta de un ataque perpetrado con escobas. Y si Mazón es un cadáver político, Sánchez es un cadáver moral.

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