No es una cesión
El cupo para Cataluña no es una cesión, es un compromiso con su votante mayoritario. Andalucía por Cataluña. Y Castilla La Mancha y Asturias por País Vasco.
Escribo unas horas después de ver a Adrián volver de la aldea para decir tres cosas como presidente: que el Gobierno de Asturias no acepta ni el sistema de cupo para Cataluña ni el principio de ordinalidad, y que este tema a dónde va a ir a pelearlo es a la Conferencia Interterritorial y no al Consejo de Política Federal de los socialistas. Intuyo por el tono y la renuncia que sabe lo mismo que yo. Que lo que estamos viendo no es una cesión a los partidos independentistas, lo que se ha acordado no es una condición arrancada al Gobierno de España, lo que hay y lo que vemos es simplemente el único PSOE realmente existente tras Sánchez.
Pensar la realidad duele. Reconocer que nos hemos equivocado, o que no sabemos, es humillante. Así que un rasgo común del ser humano es dedicar más esfuerzos a encajar las condiciones del pasado en el presente, lo que las cosas han sido, que a pensar lo que las cosas son.
El PSOE y su historia dan para tesis, y aunque son relevantes en este carajal, no son tanto el todo como el fondo de barril que nos ha quedado. Como no tengo ni tiempo ni espacio, diré que España ya era, incluso antes de Zapatero, una nación llana y bastante hueca si la medimos en los estrictos términos de la modernidad. Ni teñimos de rojo el Sena en busca de un hombre nuevo, ni asesinamos a cien mil aragoneses para garantizar que sólo se hablara castellano. Como los españoles nos articulábamos en saberes más viejos y previos al Estado, a la grandeur le oponemos un sano escepticismo y en general no disponemos de la estructura neuronal y los nervios sensibles y románticos que nos equiparan a otras democracias liberales.
Eso deja a nuestros líderes el complejo esfuerzo de conducir tuertos. La historia registra la de veces que confunden el pasotismo con la docilidad. En ausencia de instituciones que les permitan leernos y encauzar nuestros descontentos se ven arrastrados a periódicas crisis de sobreconfianza. Recuerden cómo el popular "A por ellos" pilló por sorpresa a los indepes que movían la barca. Como si la posibilidad de matar y/o morir por la patria fuera ajena a la existencia de los españoles.
En ese vacío el PSOE es lo más parecido que nos hemos dado en la democracia contemporánea a un sistema de cuadros burocrático estatal. Una máquina electoral que en 1982 agrupaba a votantes y territorios en una suma asombrosa que caminaba desde lo industrial, pasaba por lo urbano y obtenía su mayor granero de votantes en el conservador agrario del sur de España. ¿Lo recuerdan? Andalucía, Castilla la Mancha y Extremadura.
Sánchez, Barbón, Page y cualquier persona que haya visto de que va la política, sabe que mucho más relevante que las ideas es la capacidad para nombrar cargos en gobiernos autonómicos y locales. El sistema de cuadros burocráticos que forman la estructura intermedia del PSOE ve ligado su destino al ejercicio del poder y su ideología simplemente son los votantes que les permitan correr la carrera de acceso al mismo.
Por eso lo que estamos contemplando no es una cesión, es sólo la consecuencia lógica del proceso de transformación socio electoral que se viene gestando hace años y que Sánchez acelera. No hay otro espacio de poder autonómico donde tengan posibilidades para construir. En Asturias o en Castilla La Mancha igual en vez de darte medicación te van a poner un meme de Perro Xanxe dando de mamar a la derecha, pero lo cierto es que el distrito socialista está abandonando la "España pobre". El cupo para Cataluña no es una cesión, es un compromiso con su votante mayoritario. Andalucía por Cataluña. Y Castilla La Mancha y Asturias por País Vasco. Se ha transformado su composición socio-política. Los lugares donde han sido más relevantes no son los lugares donde aspiran a gobernar. Y eso, de rebote, se llevará a algunos por delante.
Apagados los ardores juveniles del votante urbano carmenita, estrellada la revolución de las mujeres solteras y la chirigota de las minorías, este es The Real PSOE. Una apuesta coherente, que les llevará a gobernar en Cataluña y País Vasco y a compensar su desaparición del sur de España. Y en términos internos para Sánchez es lo más eficiente, pocas personas hay más comprometidas con que Page pierda las próximas elecciones.
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