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José García Domínguez

Las malditas primarias

La amnistía a los sediciosos catalanes nunca se habría producido de no haber contado Sánchez con ese supremo blindaje de legitimidad bonapartista que le otorga la elección directa por las bases.

Pedro Sánchez. | EFE

La triste colonización cultural de los españoles de ahora frente a cualquier cosa que proceda de Estados Unidos ha tenido su consecuencia más nociva, sin duda, en el empeño absurdo de imitar el sistema de primarias con el que los yanquis designan a los líderes de los dos grandes partidos, el demócrata y el republicano; olvidando que Estados Unidos, a diferencia de España, constituye una inmensa nación del tamaño de un continente y que, por tanto, en sus procesos de elección interna participan millones de personas, lo que dota de autenticidad y seriedad al asunto.

Sin ir más lejos, la amnistía a los sediciosos catalanes nunca se habría producido de no haber contado Sánchez con ese supremo blindaje de legitimidad bonapartista, el que le otorga la elección directa por las bases. En manos de un oportunista carente de demasiadas convicciones ideológicas profundas, el método de primarias abre la puerta a lo impensable en contextos donde la toma colegiada de las decisiones habría frenado la tentación del aventurerismo individual. Pero el mal ya está hecho. Y por eso mismo no resulta gratuito especular hoy sobre cuáles podrían ser los siguientes pasos sobre el vacío del presidente a fin de seguir congraciándose en el futuro con todos los separatistas, tanto los de derechas como los de izquierdas.

¿Qué haría un perfecto irresponsable para contentar a Junts y a Esquerra sin arriesgarse a perder demasiados votos en el resto de España? El truco para la cuadratura de ese círculo podría ser ofrecerles una financiación privilegiada, pero sin que se notase mucho a simple vista. Algo que se podría hacer, por ejemplo, transfiriendo una parte de la recaudación del Impuesto de Sociedades a las autonomías. Yo me jugaría un brazo a que los tiros van a ir por ahí en el caso catalán. En cuanto a los vascos, tendría que compensar de algún modo a Bildu por su previsible apoyo al PNV en el Parlamento de Vitoria tras las elecciones que vienen. Y eso solo puede tener un nombre: presos, terceros grados e indultos individuales. Qué definitiva desgracia esas malditas primarias.

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