Los episodios de mortandad de la fauna del Mar Menor a partir de 2016 dispararon todas las alarmas sobre el estado de salud de la albufera costera murciana. Las imágenes impactantes de miles de peces pudriéndose en las orillas produjeron un fuerte impacto negativo en una zona que vive esencialmente del turismo de sol y playa, como corresponde a su enclave privilegiado.
En contra de lo que informaron algunos medios y extendieron las redes sociales, la gran mortandad de especies acuáticas no era consecuencia de un episodio de contaminación, sino de la falta de oxígeno por la abundancia de sustancias nutrientes que habían llegado al Mar Menor.
Desde el primer momento se culpó a la agricultura del Campo de Cartagena, cuya actividad incontrolada habría provocado en el Mar Menor unas concentraciones excesivas de nitratos procedentes de las escorrentías del riego. Las principales fuerzas políticas con presencia en el parlamento murciano atribuyeron a los agricultores la responsabilidad de la imagen desoladora de la laguna. El Ministerio de Transición Ecológica, por su parte, remachó con fuerza la tesis asegurando que pondría coto a los desmanes agrícolas que habían llenado el Mar Menor de nitratos, lo que amenazaba la vida animal y vegetal en un ecosistema tan delicado.
Así, El País informaba el 29 de agosto de 2021:
La causa de este proceso destructivo está identificada: la gran cantidad de nutrientes (nitratos y también fosfatos y amonio) que llega a la laguna salada de 170 kilómetros cuadrados, sobre todo procedentes de los abonos utilizados en la actividad agraria de la cuenca que vierte al mar Menor. Es como si se fertilizara también la masa de agua.
Al día siguiente, el periódico de PRISA publicaba unas declaraciones de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en el mismo sentido:
La ministra advirtió este lunes en el Congreso que no se podrá recuperar el Mar Menor hasta que no se termine con la agricultura ilegal de la zona, cuyos fertilizantes producen la degradación de las aguas.
Pocos días después, Ribera visitó el Mar Menor y allí declaró a los medios:
La entrada de agua dulce y cargada con nutrientes y nitratos procedente de la actividad agrícola es la raíz del problema".
En el marco de esa visita se reunió con el presidente de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, que también aportó su grano de arena en la culpabilización de la actividad agrícola:
Por su parte, López Miras se ha mostrado satisfecho de que se empiece a tratar el problema del Mar Menor como un asunto de Estado, y ha reiterado que la prioridad del Gobierno regional es acabar con los regadíos ilegales e intervenir para frenar los vertidos de nitratos por la rambla del Albujón, ambas medidas contempladas dentro del proyecto presentado por Ribera.
El curso político comenzaba en septiembre de 2021 con un titular contundente del periódico El Mundo:
Mar Menor muere asfixiado por los nutrientes agrícolas.
El periódico se hacía eco de un informe del Instituto Español de Oceanografía y resumía las conclusiones de esta manera:
Ni calor como se insinuó este año, ni gota fría como en 2019. El informe científico del IEO es concluyente y señala a los nutrientes, principalmente agrícolas, como primera causa de la mortandad masiva de la fauna.
La agricultura ya tenía su acusación pública y la ley del Mar Menor, que partía de la tesis de los nitratos agrícolas como responsables del desastre, había dictado sentencia. El problema es que los datos reales de lo que estaba ocurriendo en la laguna costera murciana decían otra cosa muy distinta.
Los encargados de poner negro sobre blanco la realidad han sido los ingenieros agrícolas que trabajan en la zona que, sin subvenciones ni becas académicas, se han dedicado a investigar y a realizar mediciones. El resultado es que la principal fuente de nutrientes al Mar Menor proviene de las aportaciones de aguas fecales de los ayuntamientos de la zona, a través de los aliviaderos de depuradoras como la de Torre Pacheco o de las propias redes de saneamiento, defectuosas en su mayor parte.
Como explicó Pedro Rodríguez, el director del estudio, en el programa de Es La Mañana de Federico en Murcia, la realidad es que la concentración de nitratos en las aguas de la albufera murciana es insignificante (500 veces menor que en la vega alta del Tajo). Más aún, el elemento determinante para que dé inicio al proceso que provoca la anoxia (desaparición del oxígeno) es el fósforo, que en el Mar Menor llega exclusivamente a través de las aguas residuales; no de la agricultura.
¿Por qué esa persecución a los agricultores del Campo de Cartagena? En primer lugar porque es más rentable mediáticamente acusar a un sector productivo que a los políticos de los municipios ribereños, culpables de los vertidos constantes de fecales (es decir, nitratos y fósforo) sin depurar al Mar Menor. En segundo, porque en esa zona PP y PSOE apenas sacan votos, lo que convierte a sus habitantes en gente a la que se puede abandonar. Total, votan a Vox. Que se fastidien.
Quieren que desaparezca la agricultura y que las decenas de miles de familias que viven de ella en la zona, muchas de ellas inmigrantes, vivan de la caridad pública y los subsidios estatales. Ese es el objetivo último de la política desplegada en torno al grave problema ecológico del Mar Menor. Pero las víctimas se han organizado y tratan de defender su pan diario, demostrando con datos lo irracional de estos ataques contra su medio de vida. El esfuerzo dará sus frutos y la realidad acabará imponiéndose, aunque por el camino habrán quedado no pocos cadáveres.