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Daniel Blanco

El Barcelona no despega

El equipo se hundió con la expulsión de Gavi. El canterano lleva siete amarillas en el curso. Quizá debe reflexionar sobre ello.

Once del Barcelona. | Cordon Press

No está la temporada para muchas alegrías, para sensaciones que te permitan celebrar de seguido las cosechas de tu equipo. No está el año para que un aficionado del Barcelona saque pecho. Está para otras cosas, para ir pasito a pasito en busca de un único objetivo, el cuarto puesto que es a lo que este club puede aspirar de aquí a junio.

Para no estar, no está el año ni para tres victorias seguidas, algo que no ha hecho el Barcelona en los últimos once meses. Ayer en Granada lo mereció, estuvo junto, serio, controlando el partido sin ningún problema. Hasta que llegó la expulsión de Gavi, a once minutos del término del encuentro. La segunda tarjeta amarilla en una acción descontrolada sobre Collado que tiene que hacer reflexionar al canterano. No puede ser que un media punta lleve siete tarjetas amarillas en los 19 partidos que ha jugado.

Esa acción desbarató todo. Hizo que el Barcelona sintiera miedo y que el Granada se creyera que lo podía hacer. El conjunto de Robert Moreno, que no había creado mucho peligro a excepción de un tiro de Machis con paradón de ter Stegen en la primera parte, se vino arriba, arrinconó a un Barcelona menor durante esos diez minutos. Hasta que en el noventa Puertas encontró el premio. Demasiado cruel para el Barcelona, que pierde de nuevo puntos en el descuento.

Quizá la acción de Gavi fue decisiva. Otros pensarán que la sustitución de Luuk De Jong a media hora del final también lo pudo ser. Xavi vería algo que mucha gente no vio. Vería que Memphis podía aportar de delantero centro más que su compatriota. Pensaría el técnico que Dembele estaba todavía para echar algunas carreras para dejarle en el campo pero lo cierto es que no era así. Pensó que Ferrán había expuesto ya todo su repertorio, le quitó y, quizá, no fue la decisión correcta. Momentos que marcan un partido.

Porque Luuk de Jong había vuelto a ser el salvador. Había marcado un gol, anulado por fuera de juego de milímetros de Gavi en la primera parte. Había hecho todo el peligro del Barça y había hecho el gol. Estaba en racha ayer, está en buena racha desde hace dos semanas. Xavi vio otra cosa y ante eso sólo respetar al técnico que para eso está. Pero hay cosas a las que uno da vueltas sin tantos argumentos como el que está en el banquillo pero que extrañan demasiado.

Para los optimistas queda en la mente que es el enésimo partido con buenas sensaciones, que Dani Alves ha vuelto para aportar más de lo que creían algunos. Ayer fue de los mejores y dio el pase, genial, del gol. Para los más positivos quedará que el camino es el bueno y que con esta actitud se puede llegar a competir bien, que para eso, no olvidemos, está el equipo ahora, no para grandes florituras.

Para los negativos y pesimistas el empate tiene que hacer reflexionar. El equipo se vuelve previsible cuando hay un inconveniente y no cierra los partidos cuando puede. El camino va a ser largo y complicado, nadie da por sentado que la cuarta plaza sea fija y hay cosas que mejorar.

Esta semana el Barcelona afronta la Supercopa ante el Madrid en un clásico que llega a destiempo. Cuando nadie lo espera y sin que se haya hablado de él en ningún momento y eso que quedan tres días. Será un partido bonito y, desde luego, llega el Barça peor que el Madrid. Ya habrá tiempo para afrontar el final de enero (Copa, Liga) y febrero con el partido ante el Nápoles en Europa League. No da para muchas alegrías este bloque pero sigue dando pasitos. Eso sí, lentos.

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