Las diputadas trituran el espíritu navideño de Sánchez y 'Casado-Feijóo'
Belén Hoyo y, sobre todo, Macarena Olona y Yolanda Díaz ponen el picante en la última sesión de control del año.
El Congreso, alopécico por ómicron, albergó este miércoles la última sesión de control al Gobierno del año. En un hemiciclo con más bajas coronavíricas que el Real Madrid, destacaba la presencia del nuevo ministro de Universidades, Joan Subirats, sito justo debajo del escaño del líder de la oposición, Pablo Casado. Éste, pasado por el filtro sosegado y sereno de Feijóo –sólo le faltó decir que le encantan los columnistas gallegos–, le deseó feliz Navidad al presidente, señaló que "toda España está conmocionada por la sexta ola del coronavirus" y volvió a preguntar, prescindiendo del "coño" blandiblú de la semana pasada, "¿qué más tiene que pasar para que usted haga algo?". "Deje de jugar a la lotería con el futuro de los españoles", añadió, a modo de guiño de temporada –menos mal que no se sacó una zambomba–. Sus acólitos aplaudieron de una forma manierista, ellos sabrán por qué. Como decía Cela: "Cada uno se corre como puede". Sánchez no hizo sangre, lamentó los "vaticinios agoreros" del popular, apuntó que las cosas no están tan mal –que si somos líderes en vacunación, etcétera– y le rogó, en plan monaguillo del padre Ángel, que "reflexione, medite, abandone el insulto, la crispación, la bronca".
Especialmente desagradables, por infantiles, babosas, groseras y, hasta cierto punto, forzadas, fueron las risitas –así, con diminutivo– escupidas por algunos diputados nacionalistas cuando la cupera Mireia Vehí preguntó si "Patrimonio Nacional está buscando residencia a algún ciudadano español que vive actualmente en el extranjero". Enumeró las investigaciones judiciales que afectan a Juan Carlos I e insistió: "¿Su gobierno le va a procurar una residencia?". Sánchez se la ventiló con un "debe usted tener más información que yo" y resaltando que "la democracia española, con todas sus imperfecciones, es una democracia plena". Y hasta luego, Lucas.
El Cuca vs. Calviño de la jornada empezó "pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón", agradeciendo la vicepresidenta primera "el tono" a la portavoz del PP, que preguntó por el balance de la gestión económica del año. La gresca llegó en la réplica de Gamarra, que acusó a la ministra de Economía de haber "fracasado". Acto seguido, Calviño se desdijo –qué iba a hacer, a ver– y lamentó los "insultos" y la "crispación" de su contrincante. La también popular Margarita Prohens aseveró que "su moderación –la de Calviño– desaparece cuando no hay cámaras delante", y otra compañera de partido, Belén Hoyo, tras negar la existencia de "una recuperación justa" y "un crecimiento robusto", exigió a la vicepresidenta que "deje de crear pobreza y miseria, y cuando digo miseria, no sólo me refiero a la miseria económica. También me refiero a su miseria moral, esa que ha demostrado poniéndose en el caso de los abusos a menores en el lado de los verdugos y no de las víctimas. (…) La sentencia contra el marido de Mónica Oltra es demoledora". La diputada pidió a Calviño que rectificara, ésta pasó del tema, Hoyo le dijo que, por ello, sentía "vergüenza como mujer y como madre", y la socialista siguió hablando de recuperación y esas cosas.
El mejor rock&roll parlamentario lo pusieron, como viene siendo habitual, Macarena Olona y Yolanda Díaz. Ni espíritu navideño ni leches: la portavoz adjunto de Vox dio por reproducida su pregunta, o sea, por qué ha utilizado la vicepresidenta segunda "recursos públicos para realizar la visita de carácter privado a El Vaticano". Respuesta de ésta: "Usted tiene dos opciones: la primera, o realmente actúa con dolo y mala fe, u opera con auténtico desconocimiento". La abogada del Estado sacó el subfusil –verbal, se entiende– y, tras un "buenos días, ministra comunista", recordó a la también ministra de Trabajo que los empleados sin ERTE no han cobrado su contraprestación y que "mientras usted ocupa la mayor vivienda oficial del Gobierno, casi 500 metros cuadrados" y "utiliza el Falcon de las Fuerzas Armadas para sus viajes privados, ellos van a pasar las Navidades sin ingresar un solo euro este mes". Tras lamentar que no se ponga "ni colorá", Olona le regaló un programa de Vox con esta dedicatoria: ‘Para Yoli, que aspiró a ser lideresa mundial y no pasó de fashionaria’".
Díaz, por su parte, negó "un uso inadecuado del Falcon", aseguró que la visita al "Romano Pontífice" fue oficial, pidió a la diputada de Vox una rectificación y le aconsejó "aprender la lección de Chile, y es que las mentiras y el odio tienen las patas muy cortas". La sesión no dio para mucho más. Marta Rosique, de ERC, preguntó al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, por un teórico acercamiento a Turquía –hay que justificar el cargo de vez en cuando–. En ese momento, se produjo una fuga masiva de parlamentarios. A pocos metros, en la farmacia de la calle de Los Madrazos, más de veinte personas hacían cola para adquirir un test de antígenos.
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