¿Qué hacer ante la escalada de la crisis entre Marruecos y Argelia?
Las razones del enfrentamiento latente entre Marruecos y Argelia van más allá de la disputa sobre el Sáhara Occidental.
El entendimiento de lo que ocurre en las relaciones internacionales es consecuencia de un análisis de diferentes hechos e hitos que aparecen, primariamente, desconectados entre sí, pero que cobran un sólido sentido cuando se analizan en perspectiva.
Es conocido el enfrentamiento latente entre Marruecos y Argelia que les ha enfrascado en la carrera de armamentos bilateral más ambiciosa y peligrosa de este siglo XXI, y las razones van mucho más allá de su disputa sobre el Sáhara Occidental. Siempre hemos sido conscientes de que el Mediterráneo ha sido una preocupación para los Estados Unidos y que la vigilancia del Estrecho ha sido una constante para la que su principal aliado desde 1953 ha sido España.
También creo que podemos asumir que el actual gobierno español ha lanzado unos mensajes que han debilitado enormemente esta alianza de fraternidad con Estados Unidos, a lo que se ha unido el progresivo distanciamiento entre la Unión Europea y el gigante norteamericano.
Carrera militar de Marruecos y Argelia
El punto de inflexión en esta situación se produjo hace unos dos años cuando Marruecos lanzó un ambicioso programa de modernización de su armamento siendo su aliado estratégico Estados Unidos, que ha visto como Marruecos se ha convertido en su principal cliente, superando a Arabia Saudita. Sin entrar en detalles, Marruecos ha triplicado su capacidad militar en los últimos diez años en campos como su Marina, fuerza aérea, capacidad de movilidad, defensa antiaérea, blindados... a lo que se une la modernización de su infraestructura, incluyendo una nueva base cerca de Melilla desde la que operar sus drones israelíes sobre Argelia.
Su vecino no le ha andado a la zaga y, con el apoyo de su gran aliado, Rusia, no se ha quedado atrás en esta carrera militar con la adquisición de submarinos, aviones de combate, blindados y artillería. Sin embargo, en el último año se han producido una serie de acontecimientos que han variado sustancialmente el panorama estratégico en el Mediterráneo Occidental del que España ha sido el principal vigilante y potencia armada desde la conquista de Melilla por Pedro de Estopiñán en 1497.
Israel colabora con Marruecos
El restablecimiento de relaciones entre Marruecos e Israel ha permitido un profundo programa de colaboración militar con importantes adquisiciones de tecnología de vanguardia en drones y guerra electrónica, lo que incluirá una base conjunta entre Marruecos e Israel en el Mediterráneo cerca de Melilla para operar los drones sobre Argelia. ¿Qué se le ha perdido a Israel con Marruecos, más allá del objetivo estratégico de romper la unidad del mundo árabe frente a Israel, que ya había conseguido parcialmente en Camp David en 1977 con Egipto, después con Jordania, y con los Acuerdos de Abraham firmados el 15 de septiembre de 2020 con Emiratos Árabes?
La clave la ofrecía hace poco una fuente bien informada sobre la inteligencia de Israel. En un reciente encuentro no tan secreto entre el ministro de defensa de Israel Benny Gantz y el rey Mohamed VI, a invitación personal de éste, la cuestión principal durante su almuerzo fue la tensión con Argelia. La inteligencia de Marruecos cree que Argelia planea acciones hostiles, razón para la cual necesita los drones israelíes y su experiencia en impermeabilizar las fronteras. Incluso estos planes desestabilizadores incluirán, según esta fuente, la infiltración de milicias radicales islamistas en Marruecos.
Pero más allá de esta necesidad táctica, hay un movimiento de más envergadura que pasa por la adquisición de los modernos F-35 cuyo excesivo coste sería incluso financiado por Emiratos, dispuesto a ayudar a sus nuevos aliados en su lucha. ¿Contra quién? ¿Argelia? De hecho Marruecos solicitó ayuda oficial a Israel para convencer a Estados Unidos de suministrarle estos cazas de quinta generación.
Esta potencial adquisición sería una respuesta inmediata a la decisión de enero pasado de Argelia de adquirir 14 aviones SU-57, el equivalente ruso al Eurofighter y F-35. El siguiente paso lógico sería que Argelia aceptara el ofrecimiento ruso de instalar baterías de misiles S-400 que supuestamente son las únicas capaces de detectar a estos aviones de tecnología Stealth. El despliegue de estos sistemas en la entrada al Mediterráneo, sería un muy peligroso paso en esta carrera, ya que daría el dominio del espacio aéreo del Estrecho a Argelia. La respuesta americana sería o atacar dichas baterías o imponer sanciones, lo que parece más razonable pero menos efectivo. ¿Qué vendría después? Todas las opciones están abiertas.
Los lazos Argelia-Irán
¿Qué peligro han visto los Estados Unidos e Israel para lanzarse de forma frenética a apoyar a Marruecos frente a Argelia? Éste no es un aliado tan estratégico para Rusia como para lanzarle un mensaje tan poderoso por esta vía; la explicación debemos buscarla en Teherán.
A pesar del apoyo de Irán a los grupos terroristas que operaban en Argelia en los ochenta, en los últimos años se han fortalecido de forma muy significativa los lazos entre Argelia e Irán. Así en 2012, estos dos países se quedaron solos apoyando la brutal represión del régimen de Asad en Siria, contra el voto unánime del resto del mundo islámico; además, Argelia ha venido apoyando decididamente el programa nuclear iraní en los últimos años. El último hito de esta colaboración, según fuente marroquíes, es el apoyo iraní al Frente Polisario en su guerra con Marruecos; el propio ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos alegó la presencia de elementos de Hezbollah implicados en acciones con los intereses de Rabat en los últimos años.
Teherán fue en agosto el principal apoyo de Argel en su decisión de romper relaciones con Marruecos por su acciones hostiles contra Argelia apoyando a los movimientos separatistas de la Cabilia y por el uso del software israelí "Pegaso" para espiar a militares y ciudadanos argelinos. En septiembre de este año, se reunieron en Naciones Unidas los ministros de asuntos exteriores de ambos países, Abdollahian y Lamamra, donde discutieron la profundización de sus relaciones. Y, a continuación, el pasado 11 de noviembre, en una conferencia entre ambas autoridades decidieron hacer frente común para impedir el acceso de Israel a la Unión Africana y para apoyar el retorno de Siria a la Liga Árabe. Incluso un portavoz del Ministerio de Exteriores de Israel desde Casablanca se hacía eco del hecho de que desde la Primavera Árabe, Argelia se había convertido en un corredor para movimientos terroristas instigados desde Teherán, y que se extendían por todo el Sahel.
Para colmo de esta pesadilla, esta semana el grupo de combate norteamericano comandado por el portaviones Harry Truman accedió al Mediterráneo escoltado por una fragata noruega y otra marroquí de la clase Sigma. El destino de este grupo es participar en ataques contra grupos terroristas en Siria y disuadir a Rusia de intervenir en Ucrania. El contraalmirante de la flota norteamericana, Curt Renshaw, aludió a la gran experiencia de navegar junto a la Armada marroquí señalando el objetivo común de mejorar las condiciones de seguridad y estabilidad en la región y avisar a aquéllos que amenazan la seguridad en cualquier lugar del mundo. No es la primera vez que ocurre esta colaboración, pero en estos momentos alcanza un significado muy especial.
La posición de España
Y todo esto ¿cómo nos afecta a nosotros? Un extraterrestre que llegara ahora a la Tierra, pensaría que España toma partido por Irán, Argelia, Rusia o China. Las relaciones con Marruecos se han deteriorado, con Estados Unidos también, hasta el punto de que ahora es Marruecos su principal aliado en la región; para asegurarnos el gas hemos tenido que aceptar que el suministro desde Argelia deje fuera a Marruecos, con quien rompió relaciones. La llegada del líder del Polisario, apoyado por el "eje del mal", a España para un "tratamiento médico humanitario", no dejó de ser más que una maniobra para involucrar más a nuestro país en su enfrentamiento contra Marruecos, una operación perfectamente definida que hubiera sido imposible sin la asistencia política desde España. En definitiva, nos deslizamos peligrosamente en un conflicto del que deberíamos distanciarnos si no fuera porque Argelia nos tiene cogidos por los gases.
Un escenario tenebroso
Una España débil militarmente frente a sus vecinos, distanciada de Estados Unidos y ahora también de Alemania vistas las recientes pragmáticas declaraciones del nuevo gobierno alemán apoyando a Marruecos en sus alegaciones sobre el Sahara; con conflictos latentes en Marruecos sin resolver, con una pérdida de la superioridad militar y con una dependencia del gas de Argelia... es un escenario tenebroso.
Si Argelia instala sistemas S-400 y se confirma el acercamiento iraní, más allá de las palabras, tendríamos el conflicto eterno de Oriente Medio en nuestras fronteras, y una amenaza directa a nuestra seguridad; no olvidemos que Argelia se encuentra a 180 kilómetros del Cabo de Gata y que no tenemos infraestructura para reemplazar el gas de Argelia a corto y medio plazo.
Este sistema puede abatir objetos aerodinámicos a 200 kilómetros y misiles a una distancia de 60 kilómetros y su radar puede "enganchar" hasta ochenta objetivos hasta una distancia de 600 kilómetros detectando aviones con muy baja firma, como Eurofighter y F-35. Necesitamos urgentemente para mantener nuestra independencia estratégica fortalecer nuestras capacidades militares y nuestro posicionamiento estratégico. La adquisición de 20 aviones Eurofighter para la defensa de Canarias ha sido una decisión necesaria para no perder la capacidad actual, pero no supone un alteración sustancial frente a la futura incorporación de los F-35 marroquíes. La pérdida del grupo aeronaval español, la decisión de no equipar con misiles Tomahawk a nuestros S-80 y los retrasos en otros programas no nos han fortalecido diplomáticamente y nos han debilitado militarmente.
De todas formas el problema de fondo es político: España debe alinearse con sus aliados tradicionales occidentales, mantener una excelente relación con Marruecos, con quien compartimos numerosos intereses, y ahora más, y resolver contenciosos. Si el Frente Polisario se deja conducir por Argel y Teherán en su conflicto con Rabat, no sólo cometerá un profundo error sino que condenará a su pueblo a una existencia insoportable. Si tomamos una mala decisión habremos alterado el curso de nuestra historia de los últimos cincuenta años y nos encontraremos ante una debilidad estratégica muy perjudicial para nuestra seguridad, bienestar y prosperidad económica. Es el momento para una política de altura, para la que no tenemos líderes.
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