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Marcel Gascón Barberá

El "genocidio a cámara lenta" de los cristianos nigerianos

Más de 43.000 cristianos han sido asesinados desde que se desatara la carnicería de Boko Haram hace 12 años.

Desplazados en un campo a las afueras de Maiduguri, en el estado de Borno, en el noreste de Nigeria. | <span>Europa Press</span>
Desplazados en un campo a las afueras de Maiduguri, en el estado de Borno, en el noreste de Nigeria. | Europa Press

Nigeria es un país fascinante y con un capital humano inmenso que va más allá de la juventud y el número de su población. Aunque nunca he visitado Nigeria, conocí a muchos nigerianos durante mis años en Sudáfrica. Tenían en común una energía y una confianza en sí mismos desbordante que les hacía destacar en todas las actividades a las que se dedicaban.

Con una población de 212 millones de personas que crece a un ritmo endiablado e insostenible para un país profundamente violento y corrupto, Nigeria es el país más poblado de África. Aproximadamente la mitad de la población es de religión musulmana y vive en el norte, el centro y el suroeste del país. La otra mitad pertenece a distintas ramas del cristianismo y reside mayoritariamente en el centro, el sureste y el sur.

Nigeria es conocida en España y el resto de Europa por ser el país de proveniencia de muchas de las prostitutas explotadas en las esquinas o los parques y extrarradios de nuestras ciudades. Cada cierto tiempo los periódicos españoles publican historias terroríficas sobre chicas nigerianas obligadas a prostituirse en el extranjero bajo amenazas a ellas y su familias relacionadas con el vudú.

Los orígenes de la prostitución nigeriana en Europa tienen que ver con la división étnica del país, según cuenta un policía del estado sureño de Edo citado por el difunto Stephen Ellis en su libro sobre el crimen organizado nigeriano, This present darkness. Imitando a los vecinos musulmanes del norte que viajaban regularmente a la Meca, los cristianos nigerianos comenzaron a hacer en los años 80 sus propios peregrinajes a Roma.

Muchos de ellos aprovechaban el viaje para comprar ropa y accesorios al por mayor que luego vendían en Nigeria. Alguna peregrinas se dieron cuenta, además, de que su exotismo atraía especialmente a los varones italianos, por lo que empezaron a ofrecer sexo a cambio de dinero para después establecerse como madams y empezar a importar fuerza de trabajo desde su propio estado.

Nigeria también sale en las noticias de vez en cuando por los secuestros, atentados y matanzas del grupo terrorista islámico Boko Haram, que junto a elementos radicalizados de las comunidades pastoralistas de religión musulmana y etnia fulani está perpetrando lo que colectivos cristianos de Nigeria definen como una auténtica limpieza étnica en los estados del llamado "cinturón central".

Según un informe publicado en agosto por una ONG nigeriana y citado en este artículo del Instituto Gatestone, más de 43.000 cristianos han sido asesinados desde que se desatara la carnicería de Boko Haram hace 12 años. Desde entonces, cerca de 20.000 cristianos han sido secuestrados o han desaparecido, a veces a manos de agentes de la seguridad del Estado que comparten el supremacismo islámico de los yihadistas y los pastores fulani. (Si bien parecen compartir objetivo, estos dos grupos actúan por separado).

La ONG estima que más de 17.500 iglesias han sido atacadas desde entonces por integrantes de ambos grupos, lo que puede considerarse una prueba sólida de la naturaleza sectaria de estas atrocidades, que incluyen mutilaciones, degollamientos, destripamentos de embarazadas, secuestros y violaciones y van acompañadas de conversiones forzosas. Como consecuencia de este clima de violencia, al menos 4 millones de cristianos han tenido que abandonar las comunidades en las que vivían.

Según el relato hegemónico en los medios, la violencia de los fulani -un pueblo pastoralista nómada- hacia una población cristiana que se dedica mayoritariamente a la agricultura se explica, como cada vez más cosas, por el cambio climático. Como dice la propia Wikipedia, la desertificación habría forzado a los nómadas musulmanes a cambiar sus rutas tradicionales de trashumancia y desplazarse hacia el sur en busca de nuevos pastos. La lucha por las tierras que hasta ahora cultivaban los agricultores cristianos llevaría, pues, a unas explosiones de violencia que la prensa siempre presenta como "conflictos" entre dos grupos.

En un seminario organizado recientemente por Aid to the Church in Need, varios miembros del clero nigeriano desmintieron esta explicación del fenómeno. El padre Joseph Fidelis, de la mil veces golpeada por Boko Haram diócesis de Maiduguri, rechazó la narrativa de los "enfrentamientos" entre grupos rivales. "No es un enfrentamiento, es un genocidio a cámara lenta", dijo el sacerdote, que añadió: "Desplazar a la gente de sus tierras, quitarles sus medios de vida y masacrarles es una forma de genocidio".

Presente en el seminario estaba también el obispo Wilfred Anagbe, de la diócesis de Makurdi, en el estado de Benue (centro-este). "Tienen una agenda de islamización del país. Y están aplicándola meticulosamente para eliminar a todos los cristianos y ocupar los territorios", denunció el prelado, que desechó que la violencia se deba principalmente a disputas por la tierra. "No es simplemente por el pasto. En mi opinión, esto es una guerra religiosa. Si es por el pasto, ¿por qué matan a la gente? ¿Por qué queman sus casas?", agregó Anagbe.

Johan Viljoen, del Instituto por la Paz Denis Hurley de Sudáfrica describió lo que está ocurriendo como una "ocupación concertada y bien planeada" en connivencia de la administración del actual presidente de Nigeria, el musulmán del norte Muhammadu Buhari, cuyas fuerzas de seguridad en la zona son casi íntegramente musulmanas y asisten pasivamente, cuando no protegen y ayudan, a los criminales.

Imágenes de pueblos y comunidades enteras arrasadas y testimonios sobre el terreno como los que se pueden ver en este vídeo grabado después de una masacre reciente apuntan en la dirección señalada por los participantes en el seminario.

Sólo entre enero y julio de este año, el informe de la ONG nigeriana citada antes contabilizó 3.462 cristianos asesinados "a manos de los yihadistas islámicos [Boko Haram y pastores fulani] y sus colaboradores en las fuerzas de seguridad nigerianas". En ese mismo período, unos 3.000 cristianos fueron secuestrados, 300 iglesias atacadas y 10 sacerdotes secuestrados o asesinados.

El balance no incluye los 49 cristianos asesinados y los 27 secuestrados en razzias de pastores fulani contra tres comunidades cristianas del estado de Kaduna (centro) a finales de septiembre. También habrá que añadir a esas cifras el asesinato del padre Habila Solomon, que murió tiroteado este mes en su casa del estado de Taraba a manos de supuestos yihadistas fulani que ya habían intentado matarle.

Mientras los cristianos nigerianos siguen denunciando su situación de indefensión a todo el que quiera escucharles, los grandes medios y la mayoría de expertos internacionales excusan su falta de claridad en la "complejidad" del "conflicto". Siempre que un periodista o un intelectual le diga que algo es "muy complejo" llévese la mano a la cartera. Es lo que dicen cuando quieren esconder algo o no han entendido lo que están contando.

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