Y gobernar, cuándo
Consejo: nunca opinen sobre algo no publicado todavía en el BOE. porque, probablemente, lo anulará un Tribunal.
Los mejor intencionados de entre los lectores, quizá consideren la pregunta innecesaria, por lo estéril, otros, tampoco mal intencionados, la considerarán innecesaria por la evidencia de la respuesta; tenemos un gobierno, que se supone está para eso.
He rechazado tanto la primera, como la segunda consideración, pues, si siempre habría que distinguir con radicalidad entre el deber ser y el ser, entre el sollen y el sein de los alemanes, en materia de gobierno, es de imperiosa necesidad.
Suponer que, en España, lo que es – la realidad – concuerda con lo que debe de ser, no pasa de ser un eufemismo, o el ejercicio de vivir en la inopia. Los varapalos judiciales a decisiones de gobierno – Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo, Audiencia Nacional… – muestran que el ser está muy distante del deber ser.
Avanzado ya 2021, aunque, basta saber que hemos excedido los tres años de gobierno del señor Sánchez – él es el Presidente, por lo que suponemos que es el que manda –, independientemente de quienes fueron llamados a conformar sus gobiernos en este período.
Dicho lo cual, no creo ser un extravagante si me hago la pregunta del encabezamiento. Hasta supongo que, salvo a los que están en el mundo para que haya de todo, la pregunta que formulo, está en la mente de la mayor parte de los españoles.
La pregunta podría reformularse, ante cualquier decisión, como: por qué se ha hecho, o, cuáles han sido los frutos, de estos tres años vencidos de gobierno sanchista, para una España perdida entre problemas. Necesariamente, procede mirar hacia atrás para ver en qué se ha concretado aquella mejora de un gobierno progresista – así se autodefine –.
En mi recuerdo están vivamente presentes – sí, cambios – que dejaré a su criterio la calificación final – aquí no hay plagio –. Por un lado, y comienzo por él por su gravedad, se ha destrozado en el leguaje coloquial – contagiando al lenguaje formal – el significado de los términos acuñados por generaciones.
Mírense por curiosidad los términos actuales aplicables a la familia, a sus miembros, a sus relaciones… expliquen por qué se llama progenitor a un padre adoptivo que no fue genitor. Vean los conceptos de ocupar – ahora lo escriben okupar – una vivienda ajena, y los trances, del privado del uso, para recuperarlo.
Reconozco, aunque resulte jocoso, que alguna mejora puede apreciarse: me refiero a la mayor especificación de a quién se dirige la autorización/prohibición de cruzar por un paso peatones con semáforo – muñequito/muñequitos –. ¡Cuántos cruces realizados, sin diferenciar el género autorizado!
Hemos enriquecido nuestro léxico, desde aquella pobre distinción – mujer/ hombre –, a la rica L,G,T,B,I,Q…X,Y,Z, pudiendo además elegir, resolviendo así la esclavitud impuesta por el nacimiento.
Llamamos gobierno, al escenario descrito en la Rebelión en la Granja – todos contra todos –, presente ya en George Orwell. Consejo: nunca opinen sobre algo no publicado todavía en el BOE. porque, probablemente, lo anulará un Tribunal.
En general, nadie cree nada ni a nadie. ¿Para qué gobernar?
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