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Federico Jiménez Losantos

Con Pedro Néstor Sánchez Kirchner y Yolanda Díaz de Sánchez Kirchner llega a España el peronismo electoral

Juan Domingo y Evita son Pedro y Yolanda. Ésta, la roja, arrastra al macho grandón a escuchar al pueblo y llorar con los pobres que ellos crean.

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se dirigen a la reunión extraordinaria del Consejo de Ministros. | Moncloa

Desde que perdieron de forma aplastante las elecciones PASO y a un mes de las de media legislatura, en las que podrían perder el Senado y el aforamiento de la 'Mandamasa', el pánico se ha apoderado del Gobierno que, por paradoja psicoargentina, preside la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, asistida por Alberto Fernández, presidente de la República. Su solución es regar de "platita" a los sectores que han dejado de votarlos: los jóvenes y ese 44% de la población bajo el límite de la pobreza; la mitad de él, en la indigencia; y en un 10%, la 'famélica legió'n del Manifiesto Comunista, producida por la política de extrema izquierda del peronismo.

Bergoglio, faro de bergantes y mangantes

Desde Europa, resulta imposible imaginar que un argentino pueda ser más pobre que un boliviano o un paraguayo, pero en los alrededores de La Paz o Asunción no se impone una economía del trueque sólo por comida; en la provincia de Buenos Aires, diez millones de personas, sí. El 70% de los niños malnutridos, tras perder dos cursos escolares por el cerrojazo en la pandemia, quieren ser mayores para emigrar. Ocho de cada diez jóvenes lo harían. La respuesta a ese adelanto de la orden de su desalojo del Poder ha sido una multiplicación de los 'planes' o subsidios para los jóvenes y un discurso totalitario cuyas referencias son Caracas y el Papa, el más sórdido de cuantos fantasmas comunistas y fantasmones recorren hoy el mundo.

Es digno de ver el fámulo de la 'Mandamasa', dizque presidente de la República, citando a Bergoglio como polo de una elección obligatoria entre pobres y ricos, buenos y malos, los que se quedan atrás y los que los dejan ahí. Una de las causas del batacazo electoral ha sido comprobar con fotos y vídeos que, mientras Argentina sufría un confinamiento interminable bajo feroces amenazas, él y la "querida Fabiola" celebraban fiestas carísimas en la residencia presidencial, sin mascarilla ni las restricciones que predicaba.

La violencia chantajista de la "paz social"

Y hablaba el siervo de la tirana Kirchner flanqueado por una docena de millonarios administradores de la pobreza, ayer parásitos sindicales de los que aún tenían trabajo y ahora rumian el paro interminable. Aquellos sindicatos mutaron en bandas para amenazar a los Gobiernos no peronistas con quemar las calles si les quitaban los fondos para comprar la paz social. Es el Club del helicóptero, para recordar aquel en que huyó cobardemente Fernando de la Rúa de la casa Rosada, acosado por las turbas de Duhalde.

Las turbas peronistas eran las 'divinas turbas' sandinistas bendecidas por los ministros Ernesto Cardenal y 'Nalga Sagrada' D’Escoto, el "jarabe democrático" o los escraches que Podemos copió de Argentina. La violencia de extrema izquierda, no suele identificarse con el peronismo, al que suele identificarse con la extrema derecha. Pero hace muchos años que el Partido Justicialista, con el PRI y el PT de Lula, es parte clave del Eje Bolivariano. Nada de populismo: comunismo, adaptado a las circunstancias argentinas. El indigenismo, el sexismo dizque feminista y todas las máscaras que usa el comunismo en Iberoamérica y Europa han sido banderas del kirchnerismo. Pero en las elecciones de septiembre, por primera vez, el clientelismo peronista no funcionó. Y si en noviembre tampoco lo hiciera, adiós a los Kirchner y a las mafias peronistas, que amenazan con el Golpe de Estado.

"Llenar la política de pobres", dicen los ricos

No es metáfora. En el mismo acto en que el presidente de todos los argentinos dijo que él eligió a los pobres, un viejo sindicalista disfrazado con una camiseta roja que le venía estrecha, y una aparatosa barba blanca que no compensaba la calva dijo: "Hay que llenar la política de pobres", "la democracia de la alternancia no funciona" y "necesitamos veinte años". La democracia les estorba cuando no ganan. Como van camino de la derrota amenazan a la nación con un golpe de Estado contra su propio Gobierno. Ese es el futuro previsto para Argentina si caen en noviembre: Venezuela.

Mientras, multiplican los regalos. Vuelven a regalar bicicletas, como Perón hace cuarenta años. Y neveras, que no hay con qué llenar, con toda la propaganda electoral peronista que muchos no se quieren poner. "¡Laburo, no planes!", "Trabajo, no subsidios", dicen. Ni caso. Siguen asfixiando a impuestos a los ciudadanos y Axel Kicilof, gobernador de la provincia de Buenos Aires anuncia viajes gratis para los 220.000 alumnos que terminan la secundaria. ¿Y no es lo mismo que hace en España Sánchez buscando el voto joven: el bono de 200 euros para alquiler y el de 400 euros de cultura? ¿Qué diferencia hay entre la demagogia electoral de este gobierno y aquel? Sencillamente, ninguna. El peronismo electoral se ha impuesto en España.

Pedro Néstor Sánchez y Yolanda de Kirchner

Juan Domingo y Evita son Pedro y Yolanda. Ésta, la roja, arrastra al macho grandón a escuchar al pueblo y llorar con los pobres que ellos crean. Sánchez hizo ante la pandemia el mismo discurso que Alberto Fernández: "Entre la salud y la economía, elijo la economía", dijeron ambos. Y ambos han hundido la economía y han cosechado más de cien mil muertos porque ambos fueron incapaces de comprar vacunas a tiempo. La banda peronista rechazó la de Pfizer, que no pagaba coimas, y prefirió esperar a la de Putin, que ahora, al no ser homologada por la OMS, no sirve para ir al extranjero. En España, los amigos del PSC y el PSOE especularon con los chinos y no fueron capaces de comprar nada, dejando a las comunidades autónomas el reto que ellos fueron incapaces de afrontar. Y a la Comunidad de Madrid, que no admitió elegir entre la salud y la economía, incluso la intervinieron.

Ahora, fruto de esa coyunda imitativa, los socialcomunistas que nos desgobiernan han presentado unos Presupuestos que dibujan para nuestro país el futuro que en Argentina es angustioso presente. De nada nos valdrá a largo plazo que la UE nos impida imprimir miles y miles de millones de euros, como hacen en Argentina con los pesos, cada uno de los cuales vale ya menos de un céntimo de dólar, porque el cambio está a más de 100 x 1$. El déficit desbocado y la deuda estratosférica nos condenan a la ruina. Los regalos electorales de Pedro Néstor y Yolanda de Kirchner cabe definirlos así: se regala a los hijos lo que se quita a los padres y deberán los nietos. Llevan muchos años haciéndolo en Argentina. A la vista está el resultado.

Milei, la conmovedora esperanza liberal

Es cierto que España no ha ido tan lejos como aquella república. Nadie en el mundo ha arruinado tanto a un país rico como el peronismo. Pero tampoco aquí se ha producido un fenómeno tan sorprendente como la candidatura de La Libertad Avanza, de Javier Milei, Victoria Villarruel y el experto en inversión y popular youtuber Ramiro Marra. Mientras las hordas kirchnerianas y los millonarios del hambre urden estrategias de soborno de conciencias y compra de votos, Milei, portero del Chacarita y cantante de rock pide el voto dando clases de economía en la calle, y miles de jóvenes van a escucharle y aplaudirle desde todos los rincones de Buenos Aires, por donde es candidato en aquel complicadísimo sistema electoral. Esa mezcla de atrevimiento e ingenuidad es conmovedora. Lástima no poder votarlos.

El asunto esencial de esos mítines académicos es la inflación. Y si bien Milei ha conseguido que sus seguidores coreen la definición de Milton Friedman de que es "un fenómeno esencialmente monetario", resulta más brillante y elocuente una de las grandes frases de la Escuela de Salamanca sobre la depreciación o, para Mariana, el bastardeamiento del valor de la moneda, con un metal inferior: "Es robar en sus bolsillos a los pobres". Es lo que llevan haciendo los peronistas setenta años. Es lo que quieren hacer aquí comunistas y socialistas: arruinarnos como si nos hicieran un favor. Paguémosles con la misma moneda buena: hagámonos el favor de no votarlos jamás.

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